V: la batalla final
De esta serie, "V", los que triunfaron, relativamente, claro, fueron Robert Englund, Willy en la serie, que pasó a ser el mítico Freddy Krugger, y un personaje secundario en la serie , el actor Lane Smith, que recordaréis como el director del periódico donde trabajaban Lois y Clark en la serie de Teri Hatcher.
Y lo más fuerte, nenes, agarraos... es que el mismo creador de "V" está en pleno rodaje de una miniserie: "V: The Second Generation", en la que Donovan (Marc Singer) y Willy (Robert Englund) son los protas. ¡¡Los bichos verdes vuelven veinte años después!!
Futuros
Otros, los más agoreros, ven un futuro apocalíptico. Las guerras, los experimentos científicos descontrolados, la inercia autodestructiva del hombre, etc. llevan al mundo al caos, a la anarquía, a una regresión que nos obliga a movernos por impulsos de supervivencia, a guiarnos por nuestros instintos animales.
En resumen, que cada uno ve el futuro a su manera, y nadie sabe cómo será realmente. Bueno... nadie no. Yo lo sé, y no es por tirarme el pegote, que lo sé y de muy buena tinta. El futuro no será ese mundo evolucionado, pacífico e interestelar. Tampoco un desierto en el que los hombres matarán por conseguir unas latas de atún o de gasolina. Nada de eso. El futuro será como el presente pero mucho más caro.
Fin de año 2008: Bélgica
Puertas
Mi experiencia con los jerbos
jerbo.
(Del ingl. jerboa, y este del ár. clás. yarbū‘).
1. m. Mamífero roedor norteafricano, del tamaño de una rata, con pelaje leonado por encima y blanco por debajo, miembros anteriores muy cortos, y excesivamente largos los posteriores, por lo cual, aunque de ordinario camina sobre las cuatro patas, salta mucho y con rapidez. La cola es de doble longitud que el cuerpo y termina en un grueso mechón de pelos.
¿Alguna vez habéis tenido mascota? Yo sí. Cuatro jerbos. Se llamaban Tachín, Homer, Meconio y Siete, y los cuatro murieron por mi culpa.
Al principio tenía a Tachín y a Homer. Eran, parecían, felices. Corrían de un lado para otro dentro de su enoooorme jaula. De vez en cuando los dejaba sueltos para que corretearan por casa. Ese fue mi primer error. Al ir a cogerlo, no sé qué pasó... Tachín corría y yo detrás de él. De repente él estaba debajo de mi gran bota y su pequeño cráneo hacía 'crac'. El ruido de su muerte. Crac. Grité y grité, y cuando dejer de gritar estaba en la calle. Había corrido varias calles desde casa, sin mirar atrás.
Durante las siguientes semanas Homer estuvo solito en la jaula. Para él ya nada era lo mismo. Estaba triste y yo lo notaba. Para solucionarlo me hice con otros jerbos (sí, así es, son Meconio y Siete). Serían la compañía perfecta para Homer, pensé. Ese fue mi segundo error. A los pocos días noté que los jerbos no se llevaban bien. Y más concretamente los nuevos con el anfitrión. Y lo noté porque al pobre Homer los otros dos le zurraban sin compasión. Pensé que alguna solución habría. Pensé y pensé, y pensé de más, porque una mañana allí estaba el pequeño Homer, acribillado a bocados, sangrante y ya muerto.
Así es que ya solo me quedaban Meconio y Siete. Durante un tiempo todo fue bien. Muerto Homer, los dos jerbos matones se lo pasaron en grande. Se llevaban bien y disfrutaban de la vida como sólo sabe hacerlo un jerbo. Por aquel entonces yo pintaba y tenía la casa llena de lienzos. De estos lienzos salían una especie de pelusas gordas, pequeñas madejas de lienzo que los jerbos utilizaban para jugar, las usaban como almohadas y eso, y yo, claro, les dejaba esas madejas en la jaula. Ese fue mi tercer error. Una mañana busqué a Meconio en la jaula. Como no lo veía, supuse que estaba bajo algún trozo de lienzo. Y así era. Bajo una madeja de lienzo, tieso como la mojama, yacía asfixiado Meconio.
Ya sólo quedaba Siete. Fue el superviviente durante mucho tiempo. Llegué a verle canas en los bigotes. Sí, Siete aguantó mucho, mucho, hasta que me fui de viaje y lo dejé en su jaula, no sin comida, claro. Allí le preparé suculentas provisiones. Frutos secos, manzana... de todo un poco, suficiente para aguantar unos días, pensé. Ese fue mi cuarto error. Cuando volví del viaje Siete todavía vivía. Estaba esquelético, pero vivía. Corriendo lo llevé al veterinario, muy cerca de casa. Estaba deshidratado, me dijo. En ese preciso momento a Siete le dio un infarto. El doctor intentó reanimarlo con el dedo, masajeando el diminuto pecho del jerbo (¡vamos, Siete, aguanta!). Fue inútil.
Como comprenderéis, después de esta experiencia durante mucho tiempo tener máscota no ha estado entre mis prioridades vitales pero el otro día vi en una tienda unas tortugas muy monas y no sé... me lo estoy pensando. Ya os contaré si tal.
Lapo basado en hechos reales.
Dedicado a E.
El momento
El encuentro fue extraño, especial, inesperado para ambos. Uno bajaba en autobús desde Madrid a Málaga. El otro en coche desde Burdeos camino de Almería. El azar los había reunido allí, y ya es mucho azar el que hace falta para que se dé algo así. Quince minutos después de aquel momento, el bus salía de nuevo hacia su destino. En el bar de carretera quedaba, todavía con la sorpresa en los ojos, el hermano que en breve cogería el coche de vuelta a casa.
Olimpiadas: gimnasia artística
Lapo mental 300
-Ah, pues no.
-Claro, la gira se va a llamar...
-¿?
-¡¡Te da cuíiiiiiiiiiiiiiiin!!
Olimpiadas: deportes ex-olímpicos
En 1900, cágate, el críquet, el cróquet, el golf y el polo fueron olímpicos. Ya sabéis... el críquet es ese que se parece al béisbol (habría que decirlo al revés, supongo) y el cróquet es al que jugaba la reina de corazones en Alicia en el País de las Maravillas, algo así como un pre-golf. La verdad es que el primero algo de deporte tiene... el segundo estaría más cerca de ser incluido en las "gerontolimpiadas" junto a la petanca, el mus y el dominó. El golf y el polo, deportes de pijos, dejaron de ser olímpicos pronto y pasaron a ser modelos de coche (broma fácil, lo sé).
Uno muy curioso estuvo también en un par de Olimpiadas: el lacrosse. Es un deporte que se practica en pocos sitios, sobre todo en USA. Lo habréis visto en alguna peli yanqui. Es un juego de equipo en el que la pelota se lleva en una especie de cazamariposas y hay que hacer gol en la portería contraria. Es raro de cojones y supongo que lo quitarían por ser menos internacional que el chotis.
Uno que me sorprende por no estar desde 1924 es el rugby. Fútbol, balonmano, voleybol, baloncesto... y el rugby no, puf, no sé, habría que verlo.
Para el final he dejado dos que me han resultado curiosos nada más leer sus nombres: jeu de paume y tug of war. ¿Vaya flipe no? El primero es un antecedente del tenis y de la pelota vasca. Era algo así como el tenis pero sin raqueta. La pelota se golpeaba con la mano, a pelo. Y se golpea, porque después de dejar de jugarse en Francia, se ha seguido practicando en USA, UK y Australia. Y ahora agarraos... el tug of war... es... el puto juego de la cuerda, el tira y afloja, ese en el que dos grupos de personas tiran de una cuerda, cada uno desde un extremo hasta que el pañuelo que hay atado enmedio de la cuerda pasa de una raya lo que da a un equipo vencedor. Y lo más fuerte es que la TWIF organiza cada dos años campeonatos mundiales... Mirad la página esta.
En fin, que la cosa ha cambiado y sigue cambiando, y siempre ha habido y habrá deportes ridículos en las Olimpiadas. Yo os tendré al tanto de lo que vaya viendo por ahí en futuros lapos. Corto y Cierro.
Olimpiadas: lanzamiento de objetos
En la larga lista de deportes olímpicos es costumbre incluir aquellos que consisten en: "¡tío, a ver quien tira esto más lejos!" Son deportes que han estado en las Olimpiadas desde que empezaron, me atrevo a decir, y quizá por eso a nadie se le ocurre quitarlos, borrarlos, e-li-mi-nar-los de la lista de deportes considerados olímpicos. ¡Sería una blasfemia siquiera pensar en dejarlos a un lado, por Júpiter! Al fin y al cabo son los que representan más fielmente el famoso lema "más lejos, más fuerte, más rápido, más musculoso, más dopado y más lo que sea, etc, etc, etc."
Quitarlos... no, y no porque no me gustara, sino porque es prácticamente imposible... pero sí que se podrían actualizar... darles un toque más... mmm, siglo 21, ¿no? No sé, quizá lanzar otro tipo de objetos: lanzamiento de piano, de bola de papel, de piedra botando (pin pin pin pin, como si lo estuviera viendo) por la superficie azulada del agua del mar, un poner, de moneda (en las categorías de Euro, Dolar, Yuan...), de escupitajo, de avioncitos de papel... en fin, no sé, darle una vuelta de tuerca a las Olimpiadas (en otra ocasión os hablaré de cómo el terrorismo puede tener también su lado deportivo).
Aunque igualmente, hagamos lo que hagamos, y digan lo que digan, sigue siendo ridículo competir por lanzar cosas y ver quién "alenja" más ("mira, tío, te gano por un metro y pico: ¡medalla de oooooro para mí!").
Y por ello, en la EDR, el lanzamiento de objetos tiene un: 8,5.
Olimpiadas: salto sincronizado
EDR: 9,5
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A todo esto, de fondo se oye a una tía repelente que no para de criticar tal o cual gesto de los saltadores, que si ha puesto la oreja mal, que si la coleta le hace contrapeso, que si la huevada de uno pesa más que la del otro y rompe la belleza del ejercicio... Esta tía es como el Uribarri del salto y demás deportes ridículos (patinaje, gimnasia...) de las Olimpiadas. La comentarista está siempre ahí, desde que se inventaron los Juegos, fardando de lo mucho que sabe sobre giros, piruetas, saltos mortales, tipos de flotadores, bermudas de colores y sombrillas de playa. Un coñazo de mujer.
Olimpiadas: baloncesto
Olimpiadas: la esgrima
Puntos EDR (Escala de Deporte Ridículo): 9.
Olimpiadas: horario chino
Hoy le compré un colador a una china en una tienda. Ella me sonrió. Yo le devolví la sonrisa, claro, porque ella no tiene la culpa, pero joder...