Feliz 2012

No sé si lo sabéis pero os lo digo. Esta noche me acostaré y mañana será 2012. (¿Oigo risas burlonas? "Este tío está pirado, de qué va, su mente derrapa hacia el infinito, y bla bla bla."). No es que esté mal informado, no. Es simplemente que yo me voy a saltar el 2011, y punto. Mañana todos despertaréis en vuestras camas, o camas ajenas, o bancos en la calle (excepto los que mueran dulcemente en camita y no vean el amanecer), miraréis el calendario y, sí, será 1 de enero de 2011. Pero no para mí. Yo me despertaré y será 2012. ("¿Quieres decir que estarás dormido un año, o inconsciente, o criogenizado tal vez, o harás un salto temporal a través de un agujero de gusano, o apagarás el cerebro a voluntad tras programar un despertador para el 1 de enero de 2012?", me interrogan las voces atropelladamente.) No, nada de eso. Es mucho más sencillo que todo eso. Mañana para mí será 2012, y los demás, que vivan cuando quieran. Cambiaré las fechas del ordenador, del móvil, me haré mi propio calendario hortera de bar de carretera y, si me preguntáis, siempre responderé que es 2012, aunque os riais de mí y me señaléis con el dedo con el que se señala a los locos de atar. ¿Razones? Haylas, pero son para mí.

Así es que feliz 2012 y ya si eso...

A la fresca

A la fresca con el pañolillo al cuello, que el relente es muy traicionero, cierra la boca que te vas a poner malo, mira, bonico, cógete una rebequilla a ver si vamos a tener que llevarte al ambulatorio y a tu madre le da un síncope de la impresión, ¿es que no quieres a tu madre?, pues eso, tápate bien, anda, ¿te duele la barriga?, te dije que no tomaras tantas guarrerías, ahora te doy una gaseosilla El Tigre y verás como te alivia, entra entra, cierra la puerta, los postigos, coge la mantica que ahora mismitico te hago una manzanillica, una miel con limón o una sopica de fideos...

Terapia

Salieri tiene lo suyo pero no hay que alarmarse. Tras una vida de fraude literario, polémicas y alguna que otra pelea en el baño de un bar, ha roto con todo, incluso consigo mismo. Se fue a vivir a una cueva a meditar y tanto meditó que el cerebro le dio la vuelta. Volvió a la ciudad con ganas de cambiar su vida pero todavía no sabe en qué dirección.

Salieri, el polémico escritor, lleva unas semanas yendo a terapia. La doctora Sara H. Rínquez trata de entrar en la mente de nuestro amigo utilizando todo su arsenal de técnicas comeollísticas aprendidas en la facul de la uni a la que fue después del insti, que no sé cuál es.

Tercera sesión
La consulta es agradable. Iluminada lo justo. Salieri está medio arramblado en un sofá. Observa los zapatos de la doctora, sentada enfrente. Son azules y tienen un lazo en el empeine. Le recuerdan al Mago de Oz. La doctora, rubia, cincuenta medios, sujeta una libreta y una pluma. Tras unos segundos en los que no pasa nada (una mosca, pero los deja indiferentes), la doctora comienza a trabajar.

Dra. S.H.R.: ¿Qué tal ha ido la semana? (La doctora espera atenta la respuesta. Salieri sigue mirando los zapatos azules hasta que decide responder.)

Salieri: Yo diría que bien... bien. Normal.

Dra. S.H.R.: ¿Sí? (La doctora tuerce el gesto.)

Salieri: Parece que no me cree... Si le digo que bien, es que bien. (Salieri parece molesto.)

Dra. S.H.R.: Ya, pero a ver, comprenda que no lo crea. Hace dos días me llamó desesperado, gritando (mira la libreta y lee) "corra, corra, escóndase, ya están aquí, vienen a por mí y luego se la llevarán a usted". Salieri, tiene usted que comprender que si le di mi teléfono personal fue para llamadas urgentes, no para desvaríos que usted sabe que no van a ningún sitio. ¿Eso es normal para usted? (Salieri se queda callado, vuelve a mirar los zapatos azules de la doctora.) ¿Puede responder a la pregunta? (Salieri levanta la mirada.)

Salieri: Doctora, me temo que no vamos a poder seguir con esta terapia...

Dra. S.H.R.: ¿Por qué razón? ¿Es porque le pregunto por su llamada? ¿Le incomoda? Vino a mí para que le ayudara con su situación pero no se deja ayudar. Al contrario, evita responder a mis preguntas, cambia de tema cuando le molesta la cuestión que estamos tratando... ¿No se da cuenta de que está impidiendo conscientemente que le pueda ayudar? Salieri, dígame... ¿por qué precisamente ahora que estamos empezando a ver dónde empezó todo, por qué justo ahora decide que no va a seguir viniendo a la consulta? Por favor, sea sincero... (La doctora mira intensamente a Salieri, quien vuelve la mirada hacia los zapatos azules.)

Salieri: No, si no me refería a... Es que me estoy cagando vivo, doctora, se ve que algo me ha sentado regular... ¿puedo usar su baño... tiene ventana? Es que creo que va a oler, sabe.

¿Puede ser este el mes con menos lapos de toda la Historia?

Puede.

Final alternativo

Como cada año, vuelvo a pensar en ponerle fecha de fin a este blog.

Desde el primer lapo aquel 4 de abril de 2004 no hay día que no piense en darle al botón 'Eliminar Blog' y mandarlo así al ciberabismo de Google, hecho mil pedazos imposibles de volver a reunir. Lo pienso, sí, pero hasta ahora no me he atrevido.

Quizá el cambio de año me dé las fuerzas necesarias y, quién sabe, por fin dejemos los lapos ir en paz (al cielo de los lapos o donde carajo vayan a morir los blogs).

El agua marrón

Esta mañana el agua ha empezado a salir marrón. En el lavabo, en la bañera, allá donde hubiera un grifo, el agua ha empezado a salir marrón. Pero sólo la caliente. Entonces he ido a la caldera, la he apagado y he buscado el origen del cambio de color del agua. Y sí, efectivamente, en la tubería que va de la toma de agua hasta la caldera, he encontrado, atorados de mala manera, 4.500 plastidecores de color marrón.

La conferencia

El aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras estaba a reventar. El murmullo de las cerca de quinientas personas que allí había empezó a poner nervioso a Salieri. ¿Cuánto había pasado desde la última vez que hablara en público, desde su última conferencia? Ya ni se acordaba.

Cuando recibió la llamada estaba cagando. Últimamente le costaba y solía pasar una hora o más sentado en el váter, leyendo revistas literarias, revisando ideas, reescribiendo recuerdos en su cabeza. La voz al teléfono le trajo muchos de esos recuerdos. Aurelio, el decano de la facultad, amigo de siempre, se había enterado de su vuelta a la ciudad y quería charlar y proponerle unas conferencias: los raros y la literatura. Él era un raro. Siempre se lo habían dicho. Durante años esa había sido su identidad, la del polémico escritor, el raro de turno, el incomprendido, el tertuliano provocador... y tantas otras etiquetas. Por qué no, se dijo, y aceptó sin mucha resistencia.

Casi todos los asistentes eran jóvenes estudiantes. Para algunos pocos, Salieri era un mito. Para la mayoría, un tío loco que les hablaría durante una hora y pico para que ellos pudieran sumar algún crédito en sus expedientes académicos. Para Salieri, tener el aula llena le estaba proporcionando una dosis inesperada de autoestima que le impedía ver las razones verdaderas que aquel público tenía para estar allí.

El decano hizo una breve presentación y Salieri se colocó frente al micrófono. Abrió la carpeta y al coger el primer folio de su conferencia, dejó una huella de sudor que emborronó algunas letras. Bebió un poco de agua y se concentró en no tartamudear:

"Buenas tardes. Me llamo Marco Salieri. Fui escritor, polemista, tertuliano, articulista, provocador... incluso un fraude, aunque sin mala intención, sea todo dicho. Hace un tiempo decidí dejarlo todo y me fui a vivir a una cueva. No una metafórica, no. Una real, y allí permanecí lo más cuerdo que pude, alejado de todo y de todos. Viví muchas cosas, pensé otras tantas. Hasta estuve a punto de perder la vida. Pero ahora estoy aquí, para contar lo que fue mi vida, real y literaria, durante ese tiempo y, lo más importante, lo que va a ser a partir de ahora".

Las bragas en el techo

Tengo unas bragas rojas pegadas en el techo,
me miran de reojo,
esperan al acecho,
respiran fuerte (roncan),
y no hay puerta,
ni ventana, ni tabique,
que detengan su dulce pensamiento,
su mirada en mi nuca,
el roce de sus bordados en mi pelo.

Tengo unas bragas rojas pegadas en techo,
y no son mías, creo,
para mí, sabes qué te digo,
que no tienen dueño.

Primer y Quizá Único Concurso Mundial de Palabras Hiladas

El Consejo Editorial de Lapos Mentales y Derivados Literarios ha fallado el resultado del Primer y Quizá Único Concurso Mundial de Palabras Hiladas a favor de las nuevas mentes literarias españolas de nuestro tiempo, del pasado y del futuro (de aquí que no haga falta, en opinión de sus fundadores, convocar una nueva edición... para qué).

Según las bases del concurso, los escritores participantes debían ser personas vivas nacidas en el siglo XX, en Andalucía, y actualmente residieran en la Comunidad de Madrid, en la Sierra Oeste, vivieran en casas con buhardilla y conocieran a un tal E.F.M. Tras finalizar el plazo de entrega de originales vía email el pasado 17 de noviembre, el Consejo se encontró con cero correos de participantes y 243 correos spam. Al no recibir ningún escrito el Consejo barajó la idea de dejar el premio desierto pero al final decidieron no hacerlo porque concederlo desgravaba. Fue entonces cuando contrataron los servicios del detective Tomy Balls quien en nada y menos encontró a dos personas que cumplían con las condiciones del concurso.

A continuación, los premiados:

Miguel M.M. - Premio Lapo Dorado por toda su obra, Premio Lavanda Campestre por su sensibilidad ecológico-literaria, Premio Ojete Simplista por su personalidad y Miss Sonrisa Playera (este premio había quedado desierto en el verano y lo tenían por ahí guardado en un cajón).

y

Marco G.H. - Premio Lapo Dorado Bis por toda su obra, Premio Gerontofilia Congénita por su amor a la tercera edad y Premio Lapo Reticulado Cuántico por la chorrada más grande jamás escrita.

El camarero

Salieri abrió el sobre de azúcar, echó la mitad en el café, hizo un gurruño con el resto y se lo metió sin pensar en un bolsillo de la chaqueta. Había leído la prensa sin prisa y hablado un rato con el camarero. Estaba contento. Tras la vuelta a la ciudad, se podía decir que su vida por fin era normal o lo más normal que podía ser la vida para alguien como él. De pronto, la máquina trapagerras empezó a montar una fiesta escandalosa a su lado que lo sacó de sus pensamientos y casi le hace tirar el café. Una china arrugada se había pasado la última hora echando monedas y al fin el premio se había rendido. Salieri la miró, buscándole los ojos para hacerle un gesto de enhorabuena. Quien la sigue la consigue. La china no levantó la vista. Ni sonrió siquiera al ganar. En cuanto empezó a caer el dinero del premio empezó a pescarlo hábilmente. Al siguiente minuto, la mujer había salido del bar con su botín. Cómo está el mundo, murmuró Salieri para sí.

El café estaba demasiado caliente para él. El camarero debió de ver su gesto porque se acercó y le ofreció leche fría. Más bien aprovechó para ofrecerle leche fría. Lo había reconocido. Llevaba años trabajando allí y conocía de vista al polémico escritor. Antes iba mucho al bar. Luego había dejado de venir. Hasta ahora. Él no sabía de la fase ermitaña de Salieri. ¿Le echo leche fría...?, le dijo. Sí, gracias, está que arde, respondió Salieri con una sonrisa nerviosa. Usted es famoso... un escritor... le recuerdo de otras veces, sabe. El cliente pareció no comprender durante unos segundos. Luego hizo el gesto de quien niega algo para aclarar un malentendido. No no, no se confunda, ese era otro yo. Ahora estoy en transición, aunque no sé a qué. Salieri acabó la frase con una sonrisa tímida. El camarero ni siquiera trató de comprender lo que le había dicho. Echó la leche fría en la taza de Salieri y se fue a otra mesa, prometiéndose ser menos curioso la próxima vez.

El sueño de 2010

Ya sabéis que yo ando escaso de sueños. Soy de los de meterse en cama, dormir y despertarse como si no hubiese pasado ni un segundo entre caer redondo y volver a la vida. Sin recuerdos de mundos oníricos. Pero anoche soñé que Ramoncín me metía mano en el paquete justo después de intentar justificarme su polémica versión de Cam as yu ar de Nirvana, en un banco de piedra de la ciudad de Sevilla. Lo vi delgado y estuve a punto de decirle que sus directos eran una mierda, y eso que no lo he visto jamás cantar en directo, pero por joderle un poco, que se estaba poniendo coñazo. Y va y hace el gesto de abrirme la bragueta... y le digo "¡pero qué haces?!", y el tío sonríe como si nada, y me suelta que "como había buen rollo..." Luego me he visto hablando con una pelirroja que me quería llevar al huerto. Esto ha estado mejor, pero no me daba buena espina y le he dicho que no. Al final ha acabado contándome que su hotel (tenía un hotel, gigante) parecía de muchas estrellas pero las habitaciones eran una mierda, y que no entendía por qué tenía tanto tirón, pero que bueno, que iba a cambiar el mobiliario de todas las habitaciones para que estuvieran mejor.

Ha sido raro. Un intento de tocamiento de Ramoncín y un ofrecimiento sincero y callejero de sexo de una tipa empresaria del sector de la hostelería.

Según mis cálculos, hasta 2011 no me toca soñar otra vez.

Fans

Te lo digo en serio, ¿por qué no me crees?, A ver, no es que no te crea, es que... es tan increíble, ¿Salieri en un Cash-Converters? En serio, verás, yo estaba allí buscando un cacharro de TDT para una tele vieja que tengo en el dormitorio y de pronto veo a Salieri que entra con una bolsa y se pone a hablar con el de la tienda. Abre la bolsa y saca una Remington del año de la polca, ¿Una Remington, una escopeta? No no, una máquina de escribir Remington. Estuve a punto de acercarme a preguntarle si era él realmente, no sé, pedirle un autógrafo, algo, alguna prueba de que era él, porque sabía que cuando te lo contara no me creerías... ¿Y? Y nada, me quedé embobado mirando cómo vendía la máquina y cuando se fue lo vi claro, claro como el agua, me acerqué al tipo de la tienda y le dije "cuánto por la máquina", se quedó pensando y dijo "50 euros", ¡50 euros! ¡Tengo la máquina con la que Salieri ha escrito su obra y me ha costado 50 euros! Bueno, eso crees tú, que es la máquina que... ¡Seguro, estoy seguro! He leído mil entrevistas, sus artículos... siempre habla de su Remington y ahora se ha deshecho de ella, ¡y la tengo yo!, Tú lo que eres es un flipao.

Nueva ortografía: ¡ya viene!

Sí, lo admito, soy un freak. Cuando sale (o va a salir) una nueva gramática, se me ponen los pelos de la espalda de punta, como a un puercoespín. Ya están contando en los periódicos los cambios que, a falta de la aprobación final de las academias, revolucionarán nuestras vidas. Que si la i griega cambia de nombre, que si quitamos tildes que sobran, que si perdemos dos letras del alfabeto... ¡Un no parar!

Como fan de los cambios, que seguro traerán ríos de tinta entre gramáticos, los recibo con alegría, porque esto es como cuando llega la primavera: se abren las ventanas, entra la brisa del campo, se cambia la ropa de los armarios y a las reglas de ortografía se les quitan las telarañas con un seco meneo de coctelera.

Nota: 800 páginas de ortografía que espero recibir como regalo de Reyes Magos (se dé por aludido/a quien deba o quiera).

La máquina

La máquina de escribir seguía donde mismo la había dejado meses atrás, en el cubo de la basura. Cuando la tiró allí no lo dudó. Ahora lo veía de diferente forma. Casi todo lo veía de diferente forma, y tenía claro que esa no era la manera correcta de deshacerse de ella. Tras los meses de convivencia con la naturaleza, su conciencia ecológica se había afinado mucho, tanto, que le era imposible mirar el cubo de basura y la máquina de escribir sin sentir cierta vergüenza. Definitivamente, la máquina no era orgánica así es que si la dejaba allí no se podría reciclar. Así no. Así nunca. Y, según recordaba, todavía funcionaba.

Salieri cogió la máquina, la metió en una bolsa grande y resistente y salió a la calle. Todavía no se había acostumbrado a la ciudad, a cruzarse con otros, a ser observado por los demás. Sentía cierto agobio. El ruido, los coches, el olor, la gente. Cuánta gente. Tras varias semanas casi sin salir de casa, ese era el día elegido para enfrentarse en serio al mundo real. Caminó varias manzanas, cargando la máquina con las dos manos, casi siempre, a veces, las menos, con una. No era pesada pero sí incómoda de llevar. A punto estuvo de dejarla a mitad de camino cuando se cruzó con un contenedor de obra. Había escombros, un somier y alguna otra cosa desechada por algún vecino. Lo pensó durante un segundo apenas y siguió adelante.

El momento más difícil llegó de improviso. Escuchó su nombre a su espalda. Alto y claro. Por un momento pensó en no hacerle caso, acelerar el ritmo y seguir hacia su destino, como si nada. Pero no le dio tiempo a ejecutar su instintivo plan. Una mano le agarró del hombro, con confianza. Al girarse reconoció a uno de sus vecinos. Hasta ese día los había esquivado concienzudamente y con gran éxito. Las pocas veces que había salido de casa se había asegurado de evitar el contacto, escondiéndose en los rellanos de los pisos, comprando a horas tardías en tiendas de chinos, embutiéndonse en su gabardina y ocultando su rostro tras las gafas de sol y la gorra de pana. Pero ese día había salido sabiendo el riesgo que corría y, en parte, sabiendo que algo así ocurriría. El vecino habló, le preguntó, gesticuló y hasta amagó un abrazo al despedirse que Salieri supo esquivar adelantando la mano y dándosela, cambiando el tercio. Durante la conversación, apenas pronunció unas palabras, las justas para no ser descortés, todas ellas vacías de contenido.

Tras el breve pero intenso encuentro, siguió con su particular misión. Cruzó un par de calles y llegó a la tienda. El Cash-Converters que recordaba seguía existiendo. Entró y, sin discutir el precio, entregó la máquina con la que había escrito la mayor parte de su obra. Le dieron 25 euros.

Lapo musical (en pruebas)

Soy de los que escuchan música pero no van a conciertos. Un vago musical. Un aficionado a la música indoor. Llamadme como queráis.

Para desarrollar más este peculiar forma de entender la música, el amigo Spotijarenauerfy está haciendo todo lo posible por abrirme nuevos caminos. Quizá los lapos mentales habituales quieran compartir espacio bloguero con algún lapo musical. Quizá no.

Voy a probar a ver qué tal lo llevan. Mi canción (y disco) de la semana:

La casa

Cuando una casa está cerrada tanto tiempo volver a ella es como entrar en un panteón. Tras abrir las ventanas, algo de vida empieza a colarse en las cosas. El cambio tiene algo de mágico, por lo inmediato. El polvo se teme lo peor, pues le queda poco para irse a molestar a otra parte. El aire rancio se rinde ante la brisa fresca y contaminada de la ciudad, que entra a toda prisa y corre de habitación en habitación buscando nuevas esquinas que ver hasta encontrar quizá algún papel abandonado sobre una mesa y tirarlo al suelo sin miedo a regañina alguna.

Salieri se sentó en el que había sido durante tanto tiempo su sillón favorito. Como imaginaba, ambos agradecieron el reencuentro.

La intervención

Tras guiar a los Magos al lugar elegido, la nave redujo la intensidad de su luz y regresó a la órbita estacionaria. La criatura ha sido insertada correctamente, confirmó el piloto. Bien, regresad a la base y cambiad a observación, ordenó el comandante. Señor, si me permite... Claro, hable. ¿Bastará con esta intervención? El Consejo cree que sí, en fin, no sé... ahora todo está en manos de los Dioses.

Servicio 24 horas

La mujer señaló bajo la mesa del salón. “Allí está”, susurró nerviosa, “no se ha movido en toda la mañana”. Me coloqué el casco y encendí la mochila. La luz de ON se matuvo apagada. Encendí, apagué, encendí. Nada. La mujer me miró sin comprender. “Verá señora”, le dije algo avergonzado, “se ve que no se ha cargado la batería esta mañana... ¿Le importa si vengo luego? Es que sin batería no hacemos nada. Además, no creo que su fantasma se mueva de ahí por lo menos hasta que se vaya el sol. Y por lo que veo es inofensivo.”

La pasta

Al final de la semana ya he gastado todo. La cuenta a cero y el armario lleno de macarrones que comeré un día y el siguiente hasta que acabe el mes. Con sal, aceite, ajo, otro día con cayena, otro con nuez moscada. Pasta y especias. Al final del mes ya estoy harto de pasta, la vomitaría toda si pudiera, y llega el nuevo sueldo, preludio de la semana feliz, la primera del mes, en la que comeré de todo, y el resto se irá en lo de siempre, fundido en las apuestas que nunca quiero fallar y que siempre pierdo.

Informe

En el pasado los humanos perdieron el tiempo pensando. Así permanecieron al menos diez milenios. Fue tras un proceso no planeado de razonamientos hilados cuando llegaron a la conclusión de que todo el tiempo y esfuerzo invertido en pensar no había servido absolutamente para nada, por lo que, faltos de sentido y motivo para seguir adelante, y por consenso, se autodestruyeron.

Finalizado el tiempo del hombre, reseteamos el sistema e implantamos el proyecto T434B0 que como es sabido no dio mejores resultados.

El Blog de Elenita

Elenita es una amiga que ha saltado de España a Canadá por razones laborales. Ahora vive allí con Pablo y suelen pasarle muchas cosas divertidas. Su experiencia canadiense está ahora en internet, así que podremos enterarnos de sus aventuras e impresiones sobre aquel país.

Huida

Salto un tronco y sigo corriendo monte abajo. No sé adónde iré a parar ni si llegaré con vida. Sólo sé de lo que huyo y no me importa si esa rama me rasga la piel hasta hacerla sangrar. Corro a pesar del dolor en las piernas y en el pecho, que ya no es dolor sino agonía. Él sigue ahí, pisando donde yo piso, con su aliento roto y su plan perfecto.

El regreso

El sol ha sonado más fuerte esta mañana. La cueva ha recogido el aviso y me ha hecho despertar antes de lo esperado. Al mirar a mi alrededor todo me ha parecido extraño. Quizá era yo el que había cambiado. Después de acabar la última lata de fabada la conclusión ha llegado por sí sola: es el momento de volver con los hombres y transmitirles mis enseñanzas.

Otra vez analógico

Vuelve el Cinexín, dicen en la tele. A mí me parece pronto para poner otra vez de moda lo analógico, que seguro que vuelve, que no digo que no, que el negocio es el negocio y siempre hay quien le quiere dar una vuelta de tuerca a lo que hay y de tanto girarla volvemos a lo de antes.

Analogic Vintage.

¿De verdad que alguien se imagina a un chaval dándole vueltas a la manija para ver la imagen proyectada en el cartoncico de la caja del Cinexín? Yo más bien veo al pobre niño mirando al ilusionado padre con el gesto contrariado al descubrir que su padre es un cavernícola recién descriogenizado.

Total Brutal Atomic Fision Generational Explosion.

Mirada gris

Son los años, que te dejan la mirada gris. Y el hablar se hace ronco, las palabras se pierden y ya no hay quien te entienda. Todo sabe amargo y el mundo está lleno de culpables, y no hay más víctima que tú, o eso te dices. Son muchos años y no has encontrado lo que buscabas, porque no has buscado lo suficiente, o porque ese algo no existe, te dices, o porque tenía que suceder así, te rindes. Sólo te quedan palabras agrias que nadie quiere escuchar, porque destilan miedo, miedos, desprecio indiscriminado, tristeza, odio a borbotones, frustración y ansiedad resacosa. Ya nadie te escucha. Apenas nadie te respeta. Ni tú mismo, aunque trates de negarlo. Sonríes, pero estás tan quemado por dentro, y haces como que no te has dado cuenta.

Capitán de barco

Hoy me saco online el carné de capitán de barco. No, no estoy loco, es que creo firmemente que sin él no podré salir hoy de casa. Me he bajado el papeleo de internet y ya tengo los planos de la barquilla de Ikea sobre la mesa. Es más fácil de lo que nos quieren vender los astilleros. Madera, martillo, unos clavitos y tiempo. Y no necesito un fueraborda para ir a la tienda donde me venden el pan. Con algo pequeño, maniobrable y fácil de aparcar me basta. Que sí, que podría llevar la barca sin carné, no digo que no, pero como está la cosa no estoy como para que justo hoy me pille la guardia civil-costera y me meta un paquete por indocumentado naval.

Mientras me estudio la diferencia entre popa y proa he aprovechado y me he pedido algo indispensable. Espero que llegue pronto, que ya no me queda pan.

El ermitaño

La fabada ya estaba lista. Como siempre, la comió directamente de la lata. Afuera el cielo estaba gris. Llovería en pocos minutos. El hombre de la tienda había sido muy amable y había dejado el encargo al fondo de la cueva. Quiso darle las gracias pero llevaba meses sin hablar y cuando le salieron las palabras el hombre se alejaba montaña abajo. Por un momento pensó en su camino, el del hombre de vuelta al pueblo, donde la gente seguía con su vida mientras él se recluía en aquella penosa cueva. Cuánta gente habría vivido allí cuando las ciudades todavía no existían. Dejó la lata vacía en el suelo y buscó los folios entre la compra. Unas memorias, qué tontería, pensó con media sonrisa en la cara. Cómo escribir sus memorias si apenas recordaba nada que mereciera aparecer en ellas. La lluvia aprovechó ese pensamiento para bajar el telón.

Filosofía Hermética en Chapi

No, no voy a decir que soy un ser primitivo sujeto a las bajas pasiones y que hablo con mis calabazas. No. Hoy he descubierto que en mi pueblo hay una sede, o algo así, del Instituto Filosófico Hermético. Como suena. Y vosotros diréis... ¿qué carajo es esto? Pues eso mismo he pensado yo, y me he puesto a guguelear.

Resulta que un chileno,
Darío Salas Sommer, fundó en 1970 este instituto para desarrollar la filosofía hermética... a ver cómo lo explico, humm, mira, wikipedia dice esto: "...vuelca el fruto de sus investigaciones en torno a la conciencia humana y la evolución, creando un sistema de carácter fundamentalmente práctico que denominaría Filosofía Operativa. Ésta propone una mejora de la propia vida a través del autoconocimiento y el aprendizaje del modo en que operan las leyes de la naturaleza en la vida del hombre. Según el sitio web del IFH, "...enseña el reglamento del tránsito, el mapa de carreteras de la vida.[1]" La Filosofía Operativa incorpora conceptos basados en el hermetismo, como lo son los principios herméticos. Hoy en día el Instituto Filosófico Hermético cuenta con Sedes físicas en 12 ciudades distribuidas en 6 países, con Sede central en Santiago de Chile."

Tela marinera. Aquí tenéis su sitio web en España y la foto que se hizo el fundador en mi pueblo cuando vino de visita en 2004. Flipante.

El hermetismo es una cosa de antiguo. Su nombre viene de Hermes Trismegisto y en sus escritos se basa la propia filosofía hermética: echadle un vistazo, es acojonante. También sabemos de uno de los libros en los que se habla de esta filosofía, el Necronomi... no no, el Kybalión.

En fin, sigo en éxtasis con el tema y si me entero de algo más ya os cuento...

La lista

10 kilos de patatas
10 bolsas de tabaco de mascar
20 latas de fabada
20 latas de lentejas
20 latas de cocido
10 kilos de pasta
10 cajas de cerillas
5 bombonas de gas
10 cepos para animales pequeños
10 cajas de perdigones
2 mantas
30 paquetes de pilas grandes alkalinas
10 paquetes de folios de 500
50 bolígrafos negros pilot

Lista de la compra recibida mediante intermediario en una tienda en Potes, Valle del Liébana, Cantabria.

El mensajero es monitor de montaña que realizó el encargo para un tal M. Salieri. El pago se realizó en efectivo. La dueña de la tienda, Rosa, afirma que no es el primer envío solicitado por ese señor. "Paga bien", dice, "y nosotros lo que hacemos es mandarle a un chico montañero que trabaja de sherpa por la zona. Le sube todo. Sólo sabemos que vive en una cueva y que no cruza palabra con nadie. Se comunica por escrito con los montañeros que pasan por allí y con el sherpa. Por lo visto es un señor muy raro".

El equipo de televisión de "Superrealidad" tiene previsto subir hasta la cueva donde habita este extraño hombre, M. Salieri, quien podría ser el polémico escritor del mismo nombre desaparecido hace meses. ¡Lo verán muy pronto en su televisor!

Por Madrid

Ayer estuve en Madrid y ya no es lo que era. Ha pasado tanto tiempo desde que viví allí que a veces no reconozco nada de lo que veo. Hay una tienda que antes no estaba allí y el estanco ahora es un bar. Y la gente fluye. Visto y no visto, antes era de allí, ahora soy de fuera.

Las fiestas del pueblo

Llegan las fiestas del pueblo. Se nota porque una semana antes ya habían bordado las calles con tiras de banderas de países del mundo.

Un inciso: ¿por qué eso de las banderas?, ¿qué sentido tiene que en las fiestas del pueblo se cuelguen banderitas de Francia, Italia, la UE (¡la UE!)...? ¿Está el pueblo hermanado con todo el universo? No sé, algo no cuadra.

Sigo. Llegan las fiestas y alguien (un funcionario, quizá el propio alcalde, quién sabe) ha dejado el programa de actividades en mi buzón. Le echo un vistazo al tríptico y alucino con lo que nos espera estos días. Un no parar. Os resumo: concurso de disfraces, campeonato de mus, tiro al plato, embarque de reses (no comprendo), encierros, novilladas, fútbol, misas varias, elección de la reina de las fiestas y las inevitables actuaciones musicales varias con orquestas de renombre: la 'Duende', 'La Misión', el 'Dúo Grand Prix' y la discoteca móvil con DJ Changa y DJ Orkajo (que suena a que es primo de DJ Bullate).

Un inciso: ¿Es necesario que las orquestas se pongan nombres tan horteras/sin sentido? 'Duende' es hortera; 'La Misión' no tiene sentido: una orquesta que se llama 'La Misión'... qué son, ¿jesuitas?, ¿espías retirados?, ¿fans de Robert de Niro?, ¿las tres cosas a la vez?; y el 'Dúo Grand Prix'... en fin, no tengo palabras.

Sin duda, lo mejor, son los juegos tradicionales: señores mayores jugando a la rana, tirando con tirachinas a una diana, jugando al mus, y los más jóvenes en la cucaña. Si os soy sincero daría lo que fuera por participar en el campeonato de mus, pero no tengo pareja. Si alguien se me une, los linchamos (y luego nos echan del pueblo).

En fin, que no sé cómo voy a llegar vivo al lunes con tanto desfase juerguístico. ¡El primer vermú va por ustedes!

Anónimo

En la puerta encontré una nota anónima pegada con cinta adhesiva: "vete y no vuelbas mas o sino te vas a enterar". Cualquiera se acojonaría. Yo también, claro, pero antes maldije el sistema educativo español.

La policía no me hizo nada de caso, "será un vecino enfadado, ¿monta usted muchas fiestas?" Por poco lo mando a la mierda. ¡Claro que monto fiestas, pero eso no es para amenazar a nadie! Antes vas a casa de tu vecino juerguista (yo) y le pides que baje la música. Lo normal. No le dejas una nota amenazadora y sales corriendo, como los niños que tocan los porteros para dar por culo. Odio que me amenacen, pero más odio que el que va a hacer que me entere si no me voy sea tan cobarde de no dar la cara. ¡Pues no me voy!

A la semana mi vecino apareció con un cuchillo clavado en la espalda, tumbado en su salón y muerto. Tenía una nota pegada en la frente, "te dije de que te fueras, ijo de puta". La policía me dijo que el asesino se había equivocado de puerta al pegar mi nota. Mi puerta es la letra B y la suya la D. Comprendía la confusión, les dije, este hombre no era muy de letras... pero, añadí, ¿no era posible que el asesino se hubiera equivocado de puerta la segunda vez en lugar de la primera y otro día vinieran a mi casa a cumplir con su amenaza? Los polis me miraron como si estuviera loco, se encogieron de hombros y me dejaron allí con un par de nudos en el estómago que todavía estoy tratando de deshacer.

Los Supervivientes y las Putas Pozas

La hostia con la bici

Escribo esto todavía conmocionado así es que no sé si se me entenderá bien o no. Me acabo de pegar un piñazo con la bici, sin que medie ninguno de mis atrevimientos habituales: no iba rápido, no hacía el caballito, no sorteaba agujeros de manera suicida ni nada por el estilo. Simplemente pedaleaba y al segundo estaba en el suelo. El casco me ha salvado de abrirme la cabeza. Las manos todavía me duelen, y las rodillas. Tras salir despedido de la bici y caer de boca lo primero ha sido la sorpresa, luego el dolor, luego ha venido la incomprensión. Una vaca que pastaba al borde del camino me ha mirado quizá compartiendo mis emociones, no lo sé. La bici estaba tras de mí, con la rueda delantera doblada sobre su eje, no rota. He comprobado que no tenía nada roto, tampoco sangraba (yo, no la bici). He enderezado la rueda y entonces me he dado cuenta de la causa del hostión. No había chocado con nada, el suelo de tierra no tenía ningún obstáculo. La culpa era de la bici. El freno de atrás se había quedado pillado en seco. Aturdido todavía, he seguido el cable del freno de un extremo a otro. Las zapatillas de freno seguían presionando la rueda. Por qué. No podía pensar bien. He apartado la bici del camino buscando la sobra de un árbol y algo de tranquilidad y allí he descubierto el fallo. El tubo de plástico que recubre el cable del freno a la altura del manillar se había salido, no sé cómo, está muy duro, y en lugar de volver a su sitio, se había atascado contra la tuerca que lo aguanta. El resultado, que tras frenar levemente, el tubo se ha salido, se ha quedado pillado el freno, la bici se ha parado en seco y he salido volando. Así de simple.

He vuelto a casa a ratos en la bici, a ratos andando. Me duelen los pulgares y tengo las rodillas raspadas, como un niño chico.

Batallitas

-No sé si te he contado, nieto mío, que yo siendo joven, sólo un poco mayor que tú, participé en la Batalla del Valle Grande, la que determinó el fin de la Guerra III que seguro estudias en el colegio.

-Sí, abuelo, pero ya no me acuerdo, ¡cuéntamela otra vez!

-Jejeje, venga. Yo era un poeta, sabes, y como tal fui reclutado para formar parte de la infantería de nuestro ejército. Éramos los primeros en caer, siempre en primera línea, con sólo nuestros versos como arma y nuestra pasión por los sonetos como argumento. Siempre me sentiré orgulloso de haber pertenecido a tan leído ejército. Éramos miles. Muchos amigos míos lucharon a mi lado, hilando rimas, declamando a diestra y siniestra, machacando al enemigo con difíciles estrofas, casi siempre mejores que las de los poetas del bando contrario, todo hay que decirlo. Ahora todos están muertos, casi todos en el campo de batalla. En los flancos estaban los dramaturgos, montados a caballo y agrupados por obras. Recuerdo que cuando entraron en combate casi les aplaudimos, por la alegría, porque teníamos muchas bajas, a pesar de ir venciendo, pero esperamos al final, que es lo correcto en toda obra de teatro que se esté disfrutando. Los dramaturgos entraron a saco, machacaron a los poetas que todavía quedaban frente a nosotros y se lanzaron contra el enemigo buscando la ovación del público. Salvo los creadores de teatro postmoderno, el resto cumplió. Dos batallones de teatro griego pasaron a la historia por su interpretación en la batalla, coros incluidos. Se dice que, tras la batalla, algunos enemigos aplaudieron a nuestros dramaturgos. Fue memorable. Pero no todo fue tan fácil como cuentan en los libros. Cuando parecía que la batalla estaba en nuestras manos, los novelistas del enemigo desplegaron todos sus giros narrativos, abrieron sus mejores capítulos y, he de admitirlo, nos vimos casi derrotados. Pero aquello se quedó en un simple prólogo. Nuestros narradores se desplegaron en forma de media luna y recibieron el apoyo de los dramaturgos. Lanzaron varias obras maestras, trilogías de calidad y grandes sagas de novela negra. Eso no lo esperaban. Ellos seguían utilizando las viejas técnicas de la novela decimonónica rusa y los nuestros se las sabían todas. Eso es por lo que te digo, nieto mío, que estudies, que estés siempre al día, que luego en estas batallas se necesita estar bien preparado.

-Sí, abuelo, que estuuudio mucho.

-Eso está bien. Ya acabo la historia y te dejo jugar con la consola. Durante unos minutos la cosa estuvo igualada, sus mejores hombres y los mejores de los nuestros mantuvieron la trama en todo lo alto hasta el final. Intercambiaban personajes, elipsis y subtramas hasta que el mando literario enemigo ejecutó un movimiento inesperado introduciendo un nuevo personaje. Todos bajamos los brazos. La batalla y la guerra estaban perdidas. Pero nuestro general, que había sido premiado hacía poco con el Nobel de Literatura, se la jugó con todo lo que tenía, y por eso siempre será recordado.

-¿Entonces abuelo, cómo acabó, ganamos no?

-Nadie los sabe, nieto mío, el último giro narrativo utilizado a la desesperada por el gran general provocó un final abierto de tres pares de narices.

Los Supervivientes y el Ascenso a La Almenara

El joven hombre antiguo

Hoy he salido a dar un paseo con La Rosa de los Vientos en las orejas, como es habitual, y me he cruzado con un joven hombre antiguo que corría por el mismo sendero. En cuanto lo he visto me ha venido a la mente la imagen de un halterofílico (no es ninguna enfermedad rara, sino eso que llaman deporte y que consiste en levantar pesas, aguantar y soltar y que nos ponen en las olimpiadas cada cuatro años) de los años treinta. El joven hombre antiguo no tendría más de veinticinco años y corría despacio, con la clara intención de deshacerse de unos cuantos quilos de masa corporal aunque sin mucha fe. Vestía una camisola blanca de manga larga, de una talla o dos mayor a la suya y unos pantalones de deporte azules, anchos, largos y subidos hasta la cintura, con la camisa metida por dentro. Cuando se iba cruzar conmigo lo he saludado y él ha girado ligeramente la cabeza, como si me hubiese oído sólo un poco y no estuviera seguro de ello; como si no yo no estuviera allí realmente, he pensado después. Ha pasado a mi lado con su correr cansino y a los pocos metros me he parado, confuso, y me he quedado mirándolo conforme se alejaba, queriendo confirmar quizá si el joven hombre antiguo estaba realmente allí o si por contra iba a desvanecerse y a volver a su década de blanco y negro.

Preparándonos para el frío

-¿Leña?
-Leña.
-¿Gasoil para la calefa?
-Lleno.
-Juntas de puertas y ventanas.
-Perfectas.
-¿Uranio para el reactor?
-Enriquecido al máximo.
-¿Mantica para el momento sofá y tele?
-¡Hostia, espera, que no la encuentro!
-Activada "Alerta Roja" en todos los sistemas. ¿Cómo piensas que vamos a pasar el invierno sin mantica en el sofá? ¡Dios, es que tengo que estar yo en todo!

El tiempo que pierdo

Si encuentras el tiempo que pierdo, quédatelo, es tuyo. No intentes devolvérmelo. No serviría de nada. Para mí él ya es pasado y para él yo soy un torpe desconocido.

La ventanilla

Una señora mayor, de negro, viuda, deduzco, con una bolsa del Carrefour donde imagino que lleva la enorme cartera típica de señora mayor. No sé por qué lo hacen. Lo de guardar la cartera dentro de una bolsa de plástico. Por la lluvia no es. Podrían llevar un bolso. Pensarán que los ladrones no sabemos que suelen llevar la cartera dentro de una bolsa de plástico y parecen no darse cuenta de que tirar de esa bolsa y romperla es mucho más fácil que hacerlo de un bolso. ¿Creen que el plástico de la bolsa está hecho de titanio? No sé. No logro comprenderlo. A veces me he visto tentado de acercarme y decírselo, "señora, si quiero llevarme su cartera sólo tengo que tirar de su endeble bolsita de plástico, ¿no se da cuenta?", pero siempre me echo atrás, luego me enfado por su ignorancia y me recreo en el mismo acto del hurto.

En la fila de la ventanilla del banco, delante de la señora de la bolsa y de cháchara con el auxiliar de la ventanilla, un jubilado de pelo cano y elegancia apolillada, frena el ritmo de la fila. Parece discutir algo sobre la pensión, que algo le falta, que algo le han cobrado de más, no sé. La señora, como los demás, está algo harta de esperar. Parece incómoda. Tendrá problemas con las piernas. Podría sentarse y le guardaríamos la vez. Delante de mí, detrás de ella, una mujer joven escucha música, o simplemente lleva los auriculares puestos y la música apagada. Apuesto por lo primero, porque no parece darse cuenta de nada. Ni del retraso por el viejo, ni de la incomodidad de la viuda blanco fácil para los ladrones como yo, y menos de mis divertimentos mentales observándolos a todos, cada uno en su mundo particular, como pequeños muñecos que hacen lo que yo pienso que deben hacer.

Cuando el viejo elegante termina sus gestiones, el alivio se nota al instante. Hasta se oye algún "por fin" entre las personas que van detrás de mí. La señora de la bolsa pasa por encima de la raya pintada en el suelo, la frontera entre la cola y el espacio de privacidad del cliente frente a la ventanilla, abre la bolsa, saca una pistola, nos la enseña a todos con una tímida sonrisa en la cara y apuntando al auxiliar del banco le dice con un susurro que todos oímos claramente "démelo todo, por favor".

11-S

Siempre recordaré el 11 de septiembre de 2001 como el día en el que me dieron plantón en la puerta de un cine.

La otra noche

Cuando vives la noche te pasan cosas que luego al contarlas a los amigos o aquí, en un trozo de papel virtual, pierden toda la credibilidad. Es cuando se usa la manida frase aquella... "la realidad supera a la ficción". Pero da igual, de nada serviría, porque sin me pusiera a contaros lo de la otra noche, como mínimo dudaríais; lo normal sería que torcierais el gesto, hicierais un giro de ojos y soltarais un "venga yaaaaa", y alguno habría que hasta dejaría de leer para irse a hacer algo más provechoso. O sea que.

Los viejos

Hay dos viejos sentados que siempre me encuentro y nunca los he visto hablar. Están muy juntos, no tanto como parecer siameses, pero muy juntos. Cada uno juguetea con su bastón, sin pensar, lo cambia de mano, lo apoya en la silla, contra la pared, lo vuelve a coger. Uno lleva una gorra marrón, de pana. El otro una visera de esas que ya no existen, de las que no te tapan por arriba, no sé si me explico. Sólo visera, y vieja. Puede que sea de las que daban con el 7Up en su día, el siglo pasado, verde. Yo paso porque me viene de camino cuando voy a comprar el pan cada día (hoy no he ido, recordádmelo luego que si no se me olvida) y los saludo. Los dos hacen un ruido, que traduzco como saludo de respuesta aunque perfectamente puede ser que me estén mandando a la mierda. Luego siguen ahí, quietos, pensando, imagino. Al rato vuelvo a pasar, esta vez no saludo, ya con la barra en la mano, y siguen ahí, callados, como si llevaran tanto tiempo sentándose juntos que ya no tuvieran nada que decirse; ni falta que hace. Nunca los he visto llegar ni irse.

Making Off

Un hombre y una mujer están sentados frente a una mesa. Visten de negro. Detrás de ellos, colgada en la pared, hay un cartel con unas palabras y una serpiente enroscada en un hacha.

La mujer: A ver, ¿estáis ya? Venga, que la cámara no tiene mucha batería y quiero dejar esto listo hoy.
El hombre: Sí sí... no no, espera, que no encuentro mi txapela.
La mujer: No te la habrás dejado en el coche...
El hombre: No no, estoy seguro de que la he traído conmigo. Mira a ver si está en el bolso de la comida, debajo de los bocatas.
La mujer: No veo nada aquí. Oye, estoy huele a chorizo... ¡espero que el mío sea de jamón y queso!
El hombre: ¿Jamón y queso? ¿Desde cuándo tomas tú jamón y queso en el bocata?
La mujer: No me jodas, Gorka, ¿me lo has hecho de chorizo? ¡Si sabes que lo odio! Bueno, venga, luego lo hablamos. Voy al baño un momento. Busca tu mientras la txapela.

Gorka mira por toda la habitación pero no encuentra nada. La mujer vuelve del baño.

La mujer: Mira, tu txapela, te la habías dejado en el baño.
Gorka: ¿Y qué hacía en el baño?
La mujer: No sé, tú sabrás, es tu txapela. ¿No has ido a cagar antes? El derrape que has dejado en el váter tiene tela, Gorkita, que ya tenemos una edad...

Gorka se pone colorado y coge la txapela.

La mujer: ¡Aitor, venga, ya estamos listos!

Llega otro hombre, Aitor.

Aitor: ¡Dios, casi me mato! Me he puesto la mierda esta blanca en la cara cuando iba por el pasillo y, tíos, no se ve un carajo. Alguien se ha dejado una caja en el suelo y me la he comido. ¿No podríamos hacer esto con una una careta o algo así? Los agujeros son más grandes...
La mujer: Aitor, eres imbécil. ¿Una careta? Vamos a salir en todas las teles y quieres ponerte una careta... ¡tenemos una imagen! ¡Mira la pared!
Aitor: Qué, la pared, sí, y qué.
La mujer: Qué ves.
Aitor: Nuestra insignia, el símbolo del hacha...
La mujer: Eso es, nuestra insignia y nuestro lema. ¿He colgado yo, no sé, la puta bandera de los boys scouts? No, he colgado nuestra puta insignia, para que se reconozca claramente que somos nosotros: la insignia, el lema, la mesa, los tres sentados, las putas txapelas, la tela blanca y el puto traje negro que da un calor de la hostia... más claro, el agua, ¿y tú quieres que salgamos con una careta del puto mickey mouse?
Aitor: No, si yo lo decía...
La mujer: ¡Pues menos decir y siéntate ya, leo el comunicado y nos vamos, que ya estoy harta de vosotros!

Los tres se cubren la cara y se colocan bien las txapelas. La tensión se siente en el ambiente. La mujer coge un papel y lo revisa por encima, lo lee en voz baja deprisa.

La mujer: Y que sepáis que tengo una oferta de las FARC. No no no, no me pongáis esas caras largas. Leo esto y me piro, os dejo, que estoy harta de tanta incompetencia. Venga, tú, dale al Rec y acabemos con esto.

Aitor se levanta, va hasta la cámara, pulsa el botón de grabación y vuelve corriendo hasta la mesa. Lo mujer carraspea y empieza a leer.

Viejos propósitos, nuevas energías

He cogido septiembre con ganas. Me he dicho "son treinta días, no los desperdicies", así es que este mes me estoy tocando los huevos más que nunca.

Las tuercas

Mira qué casualidad, que hoy salgo a comprar unas tuercas para un tema de casa y me encuentro con Manolo García, el de El Último de la Fila, que ya hace mucho que canta solo, lo digo para que se sepa quién es, que Manolos García anónimos tiene que haber a miles. Pues ese Manolo García. Y joder, qué alegría, con lo que me gusta a mí este tío y sus gorgoritos aflamencaíllos y anda por mi pueblo para que yo me cruce con él. La ferretería, donde iba a comprar las tuercas, claro, está justo enfrente del bar donde Manolo estaba sentado, cerveza en mano, charlando con unos amigos. A lo mejor eran músicos conocidos, de su grupo o de otro pero yo sólo me fijé en él. Y en cuanto lo vi se me olvidaron las tuercas, los tornillos y todo lo demás.

¡Manolo!, le grito, y eso que estaba al lado, pero es que yo soy muy de hablar alto, todos me lo dicen y yo digo que es por sordera, y algo hay de cierto. ¡Manolo! le repito, por si no se reconoce. Perdona que te interrumpa, Manolo, no te importa que te llame Manolo, ¿no?, claro que no, cómo te iba a importar si es así como te llamas, qué alegría verte por aquí. Él se queda un poco parado, quizá duda de si me conoce o no. Yo le saco de dudas, por si acaso. ¡Soy un fan tuyo!, jajajaja, no me conoces, M. me llamo, ¿te importa que me siente contigo? Una cervecita, le pido al camarero, qué alegría Manolo. Precisamente el otro día estaba escuchando un disco tuyo. ¡Discazo! Hay que ver cómo eres con las letras, eh. ¡No hay forma de que pueda memorizar una! Pero qué bonitas son, chiquillo, y qué bien las cantas. Tengo todos tus discos, piratillas, claro, que la cosa está muy mala. ¡Y una vez casi voy a un concierto tuyo!, lo que pasa es que al final mi primo, que tenía las entradas, se pegó un piñazo contra un árbol, con el coche, y se acabó lo de ir al concierto. ¡Pero mi primo bien, eh, no le pasó nada, que los coches ahora los hacen para aguantar lo que les eches! ¡Saltaron todos los airbags y allí se quedó mi primo, envuelto para regalo!

Hasta este momento Manolo no ha abierto la boca. Miento. Tiene la boca abierta pero no dice nada. Sus amigos se aguantan la risa, que yo lo sé, pero a mí me da lo mismo. Es Manolo García y está en mi pueblo así es que le puedo decir lo que me dé la gana y punto.

Me llega la cerveza. Fresquita. Quiero hacer un brindis, Manolo. Y Manolo coge la cerveza y la levanta conmigo. ¡Yo haciendo un brindis con Manolo García, el de El Último de la Fila, en la plaza del pueblo! ¡Qué grande! Por tu nuevo disco, Manolo, y por mis huevos que esta vez voy a verte! Y la cerveza para dentro, de un trago. Y ahora te dejo, Manu, que tengo que comprar unas tuercas, nada, no es grave, por una fuguilla de agua que ya está casi controlada. Y a mi pueblo vienes cuando quieras. Ah, toma, te apunto mi dirección y teléfono en esta servilleta. Lo apunto. Y me llamas y vienes cuando quieras y nos tomamos unas cerecillas por aquí. Me levanto y le doy la mano a Manolo García y con las mismas me meto en la ferretería y le cuento todo a Luis el ferretero, que no se cree nada de lo que digo, y claro... salgo con Luis y le digo, ¡mira Luis, ahí está mi amigo Manolo García! ¡Qué incrédulo eres, por dios!

Backstreet Boy

Callejeando por mi pueblo, el de ahora, no el de antes, encontré una calle no vista hasta entonces. La razón por la que no la había visto en mis anteriores paseos es que sólo se puede acceder a ella atravesando un bar (entrando por una puerta y saliendo por otra situada enfrente de la primera) y por un callejón muy estrecho que suele estar tapado por un coche aparcado, con lo que si no se conoce la calle no se te ocurre siquiera mirar detrás del coche. Vamos, que no se ve a simple vista. Yo, por supuesto, la encontré por error. Entré en el bar, me tomé una caña y salí por la puerta equivocada. Esperaba encontrarme con lo mismo de antes: la calle que baja hasta la plaza, algún coche, la puerta entreabierta del sastre. Al ver que no estaba donde debía me di la vuelta instintivamente con la idea de volver al bar y elegir la puerta correcta, pero algo me hizo detenerme y todavía no sé qué fue. La calle estaba vacía de gente. Sólo la puerta del bar a este lado y dos puertas que parecían dar a dos viviendas en la otra acera. A mi izquierda la calle se acababa y a la derecha pude distinguir el callejón. Si no fuera por el callejón aquello parecería más bien un patio interior, pero no era eso. Tenía una salida, y además en un patio no hay puertas de casas. Ni por supuesto un letrero en una de las paredes con el nombre de la calle. "El calvero". Tenía gracia, pensé. Como en un bosque en el que de pronto se hace un hueco libre de árboles. Un calvero, sólo que en un pueblo. Me acerqué a las casas y vi que estaban cerradas. Puertas cerradas y ventanas cerradas. Entonces fui al callejón tratando de adivinar antes de llegar él a qué calle daría. Creía conocerlas todas, pero visto lo visto, no me extrañaba que fuera a dar a una calle nueva para mí. Atravesé los tres metros del callejoncillo y me encontré con el coche aparcado. El dueño viviría en alguna de las casas, o quizá fuera del tío del bar. La cuestión es que lo había dejado tapando el callejón y tuve que pasar de lado entre la pared y el coche para poder salir. No era normal. Así no se aparca. Libre de estrecheces, me encontré en una calle bastante más amplia. Me sonaba pero no del todo.

El ruido de la aspiradora enturbió la imagen en la pantalla. Si ya era irreal antes, ahora lo era más. ¿Será así el infierno de los creyentes? ¿Todo igual que aquí pero con el continuo y ensordecedor ruido de una aspiradora?

Vagué, porque eso era vagar, buscando una calle conocida. Todas me sonaban, pero no del todo. Y cuando quise volver al callejón para deshacer mis pasos ya era demasiado tarde.

Gestiones

Toda la documentación en regla: certificado de nacionalidad, documento de identificación, genealogía familiar de al menos un siglo, certificado de salud, incluido genoma y análisis de enfermedades futuras, aporte personal a la humanidad, certificado de penales, impreso de intenciones futuras y planes de vida. Todo en regla, completo, sin una mancha que pueda joderme la vida, mi vida futura que tanto ansío, lejos de aquí.

El sistema acepta el envío de la solicitud y procesará el resultado "en un tiempo estimado de entre 1 y 5 minutos", según los baremos estipulados, las bases de datos, y bla bla bla. Espero frente al terminal. Mi familia no lo entiende pero tengo que irme. No se dan cuenta de que aquí no hay nada que hacer. No hay trabajo, y pronto ni siquiera habrá gente. Ellos se quedan. Esta es su tierra y aquí morirán, dicen. Ellos y cientos de millones más, por cabezonería unos pocos o por incumplir con los requisitos mínimos para la salida del planeta, la mayoría. No todos podemos ir, está claro. No cometeremos el mismo error en las tres colonias de destino que en la vieja Tierra. Será duro, un viaje largo, un cambio de vida total, pero merecerá la pena porque significará que hay esperanza para nuestra especie.

El terminal finaliza su análisis y responde con un 'OK', envía a mi sistema el certificado, los permisos y la fecha de embarque. Dentro de una semana. Será dentro de una semana.

Los peligros

A veces salgo a la calle y todo me parece peligroso. Me recuerdo a una tía mía, asustadiza de nacimiento, que veía microbios genocidas en todas partes, "cierra la boca, que te entran los microbios", gritaba. A lo mejor algo se me quedó de ella (me pasó su particular microbio) y por eso alterno confianza plena con miedos atávicos. Será la edad, me digo, que chocheo prematuramente. No sé. Los miedos estos son encima poco prácticos, porque el día a día se te hace denso, lleno de obstáculos que los demás no tienen. Salgo a la calle y el sol está allí arriba y quema: no olvides la gorra, ponte protección solar; los coches van como locos: mira varias veces a derecha y a izquierda antes de cruzar, qué imprudentes. Los niños juegan con la pelota y te puedes llevar un buen golpe: te alejas mirándolos con odio, son homicidas potenciales, te pueden romper las gafas con un balonazo y los cristales se te pueden clavar en los ojos (aunque ya te habías quedado ciego simplemente por quedarte sin gafas). Y de noche, cuidado por dónde andas: hay ladrones en todas partes o te pueden raptar y robarte los riñones (los dos). Todo es peligroso. Todo. Pero sólo a veces, cuando me da por ahí. Otra veces salgo y como si nada.

Respuesta a cartas de los lectores

Interrumpo momentáneamente la emisión de los habituales lapos mentales para responder a unos lectores.

Antes de ir al grano, dejo constancia de que no lo hago por gusto: no me gusta hablar directamente con los lectores ya que para mí ellos son un ente abstracto y me gusta que ellos me vean a mí de igual forma (o sea, que no me vean). Siempre he mantenido el anonimato y no creo que eso suponga ningún problema para nadie. No hablo de temas importantes, no me meto con nadie y procuro no insultar, de manera que nadie me puede acusar de no dar la cara, de tirar la piedra y esconder la mano, porque no hay piedra (sí mano, manos, dos, para ser preciso). Se puede decir que aquí, en este mundo de lapos, el anonimato es inofensivo y poco o nada defensivo. De todas formas mi correo electrónico está disponible y hasta hay algún lector habitual que conoce mi dirección física (por un error mío que ya no puedo subsanar, salvo futura mudanza nocturna). Y por aquí han llegado las quejas. Concreto.

He recibido varios correos electrónicos y una nota atada a un ladrillo, que por cierto ha atravesado la ventana (abierta, ¡huy!) de mi salón para, milagrosa e irónicamente, colocarse al lado del Ulises de Joyce en mi librería de castaño. Salvo por el soporte elegido, los mensajes son bastante similares: una educada, entendiendo por educada "no letal", solicitud hacia mi persona para que abandone "inmediatamente" la "penosa y lastimera" costumbre de escribir lapos en este blog, con el objetivo de "liberar" a la especie humana de mis "alaridos desafinados" de "ínfima calidad literaria" y de "dudoso gusto".

Como entenderéis, y me dirijo a los seguro sorprendidos e inocentes lectores habituales, me he visto obligado a recurrir al blog para responder a estos señores (por llamarlos de alguna manera), ya que en sus anónimos no han puesto ni el nombre (claro...) ni dirección electrónica o física de contacto.

En fin, respondo... allá voy:

Pues no os falta parte razón. Pensaré vuestra amistosa propuesta y ya si eso os digo algo.

Bodas

En cuanto tocaron suelo, el novio se bajó del globo aerostático vestido con un frac multicolor y con una sonrisa explosiva. Por un momento pensé que me encontraba en una escena de El mago de Oz o de Mary Poppins. La orquesta apuntó sus vientos hacia el planeta, como mandaba la tradición, con la típica llamada musical que nos decía que la novia estaba a punto de hacer su aparición. Y no tardó en aparecer, montada en su unicornio, rodeada por toda la familia hasta el quinto grado y con la lanza de cristal que, según me explicaron, simbolizaba la aceptación del novio aunque no la sumisión. Muy civilizado. Los presentes, unas quinientas personas, nos acercamos al estanque en cuyo centro esperaba el cura. Bueno, el cura es como lo llamo yo. Realmente no tiene nada de cura. Es algo así como el guardián del bosque, que sólo se deja ver por los demás mortales una vez cada cincuenta años cuando accede a casar a los herederos del reino. Ella en su unicornio y él nadando (sigo sin entender esto) llegaron hasta el centro del estanque donde comenzó el ritual final. Después de unas palabras en una de sus lenguas antiguas, los novios se arrancaron el uno al otro una de las orejas (realmente asqueroso) y se juraron amor eterno. Luego vino la fiesta y nos pusimos hasta arriba de comer y ciegazos perdidos.

Las bodas son cosas extrañas pero, si tienes un amigo en Titán que se casa, vas y punto.

El concurso (I)

En la cuarta fase del concurso tenía que encontrar a un señor mayor y convencerle para que viviera conmigo al menos dos meses. Tenía 1 hora para conseguirlo. La prueba no era fácil, pero después de pasar las tres primeras etapas camino del premio final, no estaba nada dispuesto a rendirme, y salí del plató corriendo hacia la calle. La Gran Vía estaba a rebosar de gente. Día punta, hora punta y yo, vestida de lagarterana (por la segunda fase del juego), me subí a valla que separaba la calle de la acera y oteé en busca de un señor mayor, Gran Vía arriba, Gran Vía bajo, y nada. Los viejos no van a la Gran Vía. Allí sólo había chavales y guiris. Entoces me quité los zapatos de tacón y corrí hacia la calle Luna. Craso error. En cuanto las putas de la zona me vieron llegar, reaccionaron como una manada de hienas y corrieron tras de mí con la intención de zurrarme de lo lindo mientras yo trataba de explicarles que no estaba allí para quitarles sus esquinas, que era un concurso... pero nada. Subí la Corredera con el corazón en la boca y los gritos histéricos y blasfemos de la horda de meretrices. Cuando se cansaron/vieron que yo me alejaba de su territorio, pude parar y recuperar el aliento. Entré en un bar, el reloj de pared de Martini me decía que había gastado apenas un cuarto de hora; pasé al baño y trate de desputiferar mi cara: fuera maquillaje, uñas postizas y pestañas; me recogí el pelo. Luego pasé por un chino y me compré unos zapatos bajos y un vestido made in china (allí mismo me lo puse, en el pasillo de los tuppers) que me acercó un poco al look María Teresa Campos rejuvenecida.

Estaba lista. El reloj con forma de Cristo fosforito del chino me dijo que me quedaban 35 minutos. Hostias. Salí a la calle, cerré los ojos y agudicé el oído. De siempre he tenido buen oído y de algo me tenía que servir. Escuché un martillo neumático no muy lejos. Crucé varias calles y di con la obra. Bingo. Dos viejos miraban embelesados la obra de acondicionamiento incluida en el Plan E del barrio: cambio de aceras, mejora del parque, que incluía cambio de bancos, árboles, una estatua y una fuente. Sobre los bancos hablaban los dos viejos. Uno de ellos tenía problemas de espalda y dudaba, al ver el nuevo mobiliario del parque, que esos bancos tuvieran un respaldo que a él le viniera bien para sus achaques. Pensaba protestar, pero dudaba que tuviera alguna respuesta, visto el resultado de sus anteriores protestas (cambio del semáforo por otro más moderno pero con un ruido para ciegos horrible, farola que daba luz cuando no hacía falta, excesivo paso de viandantes por la zona). Decidí que ese sería el señor mayor (o el amigo, si fallaba el primero). Tenía una media hora para conseguir su objetivo.

Insomne

Recuerdo las noches sin dormir en la garita, cuando hice la mili. (Falso. No hice la mili. Tengo que inspirarme en vivencias propias. Empiezo de nuevo.)

Recuerdo las noches sin dormir, borracho de whisky barato, en la zona de juerga malagueña. (Ahora sí. Esto se parece más a la realidad. Veis, me inspiro en un hecho real para hilarlo ahora con algo completamente falso.) Ligaba como el que más. Era entrar en un pub y llevarme del brazo a quien quisiera. Mis amigos no entendían cómo alguien como yo acababa siempre triunfando. La verdad es que yo tampoco lo entendía. Era un tío normal. Pero se ve que ellas no me veían así y yo qué iba a hacer, ¿decir que no? Pues no, que la vida es corta y las copas caras.

Hoy es una noche de esas, pero sin amigos ni mujeres ni copas, o sea, que estoy despierto cuando debería estar durmiendo. El reloj marca las 2:49 de la mañana, y subiendo. Hace calor, nada se mueve, las gatas duermen en el garaje. Debería de estar leyendo en vez de escribiendo. Leer da más sueño. Escribir me reactiva y puede hacerme entrar en un bucle infinito hasta el amanecer y eso hará que mañana me arrastre por el mundo como un desecho infrahumano.

Son estos momentos los ideales para entrar en contacto con fuerzas paranormales. En serio. De noche, delante del ordenador, el calor, una mosca que se posa un rato y luego sale volando... es el mejor momento para que una luz entre por la ventana y una música con trompas y violines acompañe al ser de otro mundo que viene para contarme algo, llevarme con él o preguntarme por la dirección de algún vecino, el verdadero protagonista de la historia. Pero no pasa nada. Afuera todo está negro y las estrellas en el cielo no dejan de ser eso, estrellas en el cielo. El calor les ha quitado todas las connotaciones habituales: hoy no son románticas, ni especialmente brillantes, ni me hacen imaginar otros mundos, o pensar en si la que estoy mirando sigue existiendo o explotó hace miles de años y ahora sólo veo su luz que sigue viajando por el espacio hasta aquí, como perro sin amo. Hoy son punticos blancos y ya.

El grillo ya no canta. Ahora sería el momento perfecto para acercarme a su oído y gritarle con todas mis fuerzas. Ojo por ojo. No digo con esto que no pueda dormir por su culpa, pero le debo más de una, y no las olvido fácilmente.

Tengo un vecino que lleva un mes con un coche apoyado en un bloque de hormigón. No me preguntéis por qué, pero así lo tiene. Al principio tenía sentido: le faltaba una rueda y se ve que no tenía recambio. Pero ahora la rueda ya está puesta y el coche sigue apoyado en el bloque de hormigón y ya no le encuentro explicación. Podría preguntarle, claro, pero en el fondo a mí qué más me da, ¿no?, como si quiere poner el coche del revés...

Voy a intentar dormir. Si no puedo, vuelvo.

Mis paseos

En mis paseos por el campo veo mucho verde y mucho marrón. Es en esos momentos cuando echo en falta saber más de plantas y rocas. Así podría decir "hum, mira, eso es tomillo, tomillus campestris, buenísimo para la tensión y para evacuar", o algo así. Y al ver una formación geológica distinguir entre tierra arcillosa, el granito y el muro caído de una antigua casa. Que no es porque me interese demasiado el tema. La naturaleza me gusta por su belleza panorámica, así, a todo lo que da la vista. Ya en detalle me da más igual, la verdad. Que no digo que no tenga su importancia, pero que a mí normalmente no me llama la atención. Lo digo porque a veces está bien para fardar de saber de esas cosas. Otras veces está muy bien para no quedar como un ignorante. Esto segundo me pasa mucho: la gente se me indigna cuando no distingo un pino de una encina. Y digo yo, si al árbol le da igual que lo confundan con otro... por qué se tiene que molestar un tercero. Si al final a quien le perjudica a es a mí, que quiero escribir sobre un sauce y ni puta idea de cómo describirlo. Tronco, ramas, ¿verde? Ahora entendéis el porqué de mis limitaciones a la hora de situar historias en el campo. Opto por las ciudades o el desierto (sin cactus). En fin.

Acuarius

Es lo único que puedo beber sin desear morirme al mismo tiempo. Y lo odio. Sabe a medicina, pero mi tripa está en huelga, ha dicho Basta y yo no soy quién para llevarle la contra.

Aprovecho el momento para protestar. Dicen que el hombre es una máquina casi perfecta. Un organismo complejo difícilmente imitable. Y una mierda, digo yo. El aparato digestivo falla más que una escopeta de feria. Propongo pasarnos al reino vegetal. Con lo que nos gusta tomar el sol seríamos los vegetales perfectos. Verdes, eso sí, pero perfectos. Y las sales minerales las cogemos por los pies, y punto.

Por eso digo, NO al aparato digestivo humano. (Esta misma semana hago pins con mi nuevo lema.)

Vida de gato

Por la mañana me levanto cuando quiero y me acuesto cuando me siento cansado, aunque todavía sea de día. Vagabundeo a ratos, ratos largos y ratos cortos, y a ratos me tumbo. A veces algo me distrae y lo miro un rato, con curiosidad que caduca pronto, ya, y vuelvo a lo mío. Si tengo hambre, como, lo que haya, y tiro de la cisterna si hace falta.

Las gatas me miran con su gesto triangular y fijo. Pensarán que quiero ser como ellas. Se equivocan y se lo explico, yo siempre hice vida de gato, pero no me creen.

Conspiraciones y el mar

Dicen que no se puede respirar agua. ¿Quién lo dice? No sé, científicos, la gente en general, y no es verdad. ¿Ya, pero por qué querrían contarnos esa mentira? Porque saben que, si supiéramos que podemos respirar bajo el agua, la mayoría de la gente se habría ido a vivir bajo el mar hace mucho mucho tiempo.

El punteo

En mi grupo yo soy el que hace los punteos de guitarra. El solo. Se para el mundo y me luzco. Me gano los aplausos de la gente y las tías se derriten con el movimiento de mis dedos sobre las cuerdas. Arriba y abajo, a veces rápido, a veces lento, las hipnotizo y hasta las hago llorar. Las muy tontas se embelesan. Procuro ser original. En el mismo tema no siempre hago el mismo punteo. Lo cambio a menudo para sorprender a la gente. Se quedan con la boca abierta, confundidos porque esperan una cosa y les doy otra, casi siempre mejor. Una vez fui tan genial que mis compañeros se olvidaron de entrar cuando les tocaba. Y no me sorprendió en absoluto porque paso miles de horas creando y practicando. Quiero que cuando llega el momento del directo sea especial. Ni siquiera los del grupo conocen mis punteos hasta que los hago en el escenario y claro, así se flipan, tanto o más que el público. Y me da igual que lo que toquemos sea una versión de El Fari, que de Camilo Sesto, que de los Pequeniques o de Enrique y Ana... siempre meto mi punteo y los dejo patidifusos. En la última actuación, creo que fue en Albox (Almería), llevábamos 5 horas tocando, eran las fiestas del pueblo, y, como solemos hacer, acabamos con nuestra versión mejorada de Paquito el Chocolatero. Entonces, a mi señal, se quedó la batería sola y entré con mi punteo brutal... eran las seis de la mañana y el público que quedaba, unos cuantos borrachos y dos señoras que bailaban pasodobles sonara lo que sonarase detuvieron durante unos segundos, sorprendidos por mi intervención, y de pronto la emoción los embargó. Vi lágrimas, vi pasión, vi devoción. Y es normal, joder, que es que mis punteos son la hostia.

Las moscas y Bolaño

Las moscas de mi casa tienen estudios. Por lo menos acabaron el BUP. Lo sé porque cuando me tumbo a leer a la sombra del olivo, se posan en mis hombros y leen conmigo a Bolaño. Si soy sincero no me molesta en absoluto. Una vez se acomodan y se enfrascan en la lectura todo es paz, o casi. Un par de veces he notado que alguna acababa la página y se impacientaba ligeramente, daba un par de saltitos para meterme prisa y luego volvía a su sitio. Tienen que entender que yo sólo tengo dos ojos para leer y ellas, la tira; normal que acaben antes que yo. En fin. Cuando decido dejar de leer (mi respeto por ellas no llega al punto de pedirles permiso) me toca sentir algo de envidia (mucha). Las moscas lectoras se van volando hasta la mesa e inician lo que intuyo es una charla-coloquio sobre la lectura del día, de mi libro, el que han leído gratis, sin tener siquiera la decencia de invitarme a participar, aunque sea de oyente.

La sombra

En la pared hay una sombra y no logro saber qué la proyecta.

Con un lápiz, he pintado el contorno sobre el gotelé cada media hora para confirmar que efectivamente la sombra se mueve como todas las sombras hijas de la falta de sol.

A las ocho y media más o menos la sombra se ha ido de mi habitación.

Mañana esperaré sentado a que vuelva. He comprado unos prismáticos para buscar su origen, porque deduzco que si a simple vista no lo he visto, será algo bastante lejano.

Bocaseca

Bocaseca se pasaba las horas muertas humedeciéndose las comisuras de los labios. Era un tic que asqueaba a todo aquel que se cruzara con nuestro amigo. Asco de verle la boca seca. Asco de ver su lengua seca tratando de resucitar esos labios en perenne sequía, dolorosamente arrugados, impropios de su edad y belleza. Porque sí, Bocaseca era un bellezón, un efebo de los pies a la cabeza que habría sido el modelo ideal de cualquier artista si no diera tanto asco ver sus desérticos labios y ese trozo de carne amorfo que tenía por lengua y que iba de una comisura a otra, cual estéril limpiaparabrisas, arañando más lo incurable, asqueado de sí mismo, incompetente en su frenético ir y venir en ese su cuarteado y pequeño mundo.

Guapo y maldito, Bocaseca acabó por recluirse en la cabaña del lago, adonde había ido otras veces a descansar de las asqueadas miradas de la gente. En su retiro final pasó las noches observando las estrellas, meditando a ratos, llorando a veces, buscando una respuesta en las ramas de los árboles, en los peces, en los pájaros que le despertaban cada mañana. Pero todo fue en vano. Su boca seca, su lengua de lija, su tic imparable y obsceno, y la frustración, que se había convertido su estado habitual, desembocaron en una inevitable locura, silenciosa y con raíces profundas, que le robó la poca humanidad que todavía le quedaba y, en cierta manera, acabó con su martirizada agonía: Bocaseca olvidó su nombre y su pasado y vivió con la locura como única compañera el resto de sus días. No volvió a pensar ni una sola vez en lo que hasta ese momento había sido su triste y reseca vida, y consiguió así alcanzar algo parecido a la felicidad.

Giros y equilibrios

Durante unos meses trabajé de enano en un circo. Un día mi jefe me llevó a su caravana y me dijo que no cumplía con los requisitos mínimos para el puesto, que el público no entendía que un tío alto como yo tratara de hacerse pasar por enano. Algunos espectadores habían protestado porque pensaban que era una burla premeditada y de mal gusto hacia el gremio de los enanos. Yo me encogí de hombros, empaqué mis bártulos y me eché a la carretera en busca de otro futuro menos crítico con mis vocaciones.

Aclaraciones y Agradecimientos

"Después de mi retiro espiritual, vuelvo a las páginas de esta ilustre revista que tanto me ha apoyado, en las buenas y en las malas. Aún recuerdo cuando los redactores corrían de un lado para otro para acabar a tiempo sus artículos, luchaban contra la censura y la insoportable persecución del antiguo e incompetente redactor jefe, ya muerto o jubilado, gracias a dios lo primero y al sistema de bienestar lo segundo. Hace mucho que escribo por gusto, con el relajo que me da ser opinador y no periodista, y aquí se me da la oportunidad, aunque, todo sea dicho, mi firma al final de la columna le dé más a la revista que ella a mí. Y vuelvo al tajo con más ganas que nunca.

"Me llaman polémico y no lo entiendo. Nunca antes he hablado de este tema pero creo que ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio. Me presentan como polémico escritor, como polémico pensador, como polémico polemista, incluso. ¡Válgame! Valientes imbéciles todos, digo y reitero si es necesario (sálvense de esta afirmación los lectores inteligentes y algún periodista crítico, aunque lamentablemente no abunden ni los unos ni los otros). Yo no polemizo. Digo las cosas como son, cosa que a los pusilánimes, blandos de alma y escasos de mente, les pica y se defienden tildándome de polémico, como si hablara con palabras huecas o con el único afán de animar las tertulias radiofónicas y de cafetería. Ahora que, si quitarme la etiqueta de polémico va a significar engrosar las listas del bando pusilánime, no sólo acepto ser polémico sino que me presento candidato para el puesto de Santo Patrón de los Polémicos y me pongo a repartir milagros y polémicas a troche y moche hasta el fin de los tiempos.

"Puestos los puntos sobre las íes, reitero mi saludo a los lectores que han pedido mi vuelta a la revista con alguna que otra carta o correo electrónico. La semana que viene quizá hable de mi último estudio sobre canción lírica, en sentido estricto, esto es, tocada con lira, como causa primordial del desmadre sexual de la sociedad griega antigua y la occidental actual."

Artículo finalmente NO publicado por la revista "Reflexiones Cristianas" y causa del despido definitivo de su autor, Marco Salieri, del equipo de colaboradores habituales de este medio.

El cuento japonés

Hace tiempo leí un cuento japonés realmente inspirador. En él, un señor cometía los crímenes perfectos y salía impune siempre (bueno, al final no, pero olvidémoslo por un momento). Su técnica era realmente original. Consistía en que todo pareciera un accidente. Matizo: no lo parecían, lo eran, o casi. Él sólo influía "levemente" en una situación para que ese accidente tuviera lugar. Un ejemplo: un señor ciego iba andando por la calle y nuestro protagonista le gritaba ¡cuidado a la derecha!, lo que hacía que el pobre señor girara a la izquierda y cayera en una zanja de una obra. Genial. Sublime. Un maestro de la broma convertido en asesino. Este ejemplo era lo más sencillo en la larga lista de técnicas criminales del prota, que con ideas similares conseguía cargarse a ciento y la madre. La razón que le llevaba a cometer esos crímenes era nada más y nada menos que el aburrimiento.

Y a qué viene esta parrafada, pensarán mis curiosos lectores. Pues que tras quedarme sin mundial de fútbol, me aburro un huevo, y se me están pasando por la cabeza unas ideas muy muy malignas.

Mundial 2010: Día 31

La Final
Holanda 0 - España 1
Emoción, patadas y el gol de Iniesta

España lo tuvo durante los 120 minutos que duró el partido. Lo tuvo por juego, por posesión, por ocasiones, por juego limpio, por equipazo. Lo tuvo a pesar del juego guarro de Holanda, de los nervios, del momento tan grande que se les venía encima. España lo tuvo todo el partido, fue campeona durante los 12o minutos, y pudo perderlo. Porque no es normal que nos tengan a punto del infarto durante tanto tiempo, y realmente ha sido así durante todo el mundial: 8 goles en 7 partidos, la selección que menos goles ha metido para ganar un mundial (la siguiente por la cola metió 11). Han tenido el balón y las oportunidades y a casi todos se les ha olvidado cómo meter el gol en la portería. Sí, es verdad, las otras selecciones, menos Alemania, han jugado a destruir el juego español. Sólo Suiza lo consiguió al 100%, no recibió gol y marcó el suyo, de aquella manera. El resto ensució el fútbol de España y poco más: nadie más le metió un gol a la Roja. Dice mucho de su sistema defensivo: genial, y también de su sistema ofensivo: torpe. Pero da igual, este mundial pasará a la historia como el primer mundial jugado en África, el primer mundial ganado por España, el primer mundial en el que se rompen muchas estadísticas, y el tercero que pierde Holanda en la final (pobrecicos).

Del partido se puede decir poco. Dominó España, el árbitro la cagó cada vez que pudo (a la historia pasará la patada que deformó el esqueleto de Xavi Alonso y que sólo valió la amarilla) con expulsiones holandesas que omitió sin dudarlo (al final dijo que sí a una, que algo es algo) y los naranjas se olvidaron de hacer el fútbol de los anteriores partidos y sacaron el hacha de guerra, la solución del miedo. Y luego está Iker, claro, la pesadilla de Robben para el resto de sus días, con la parada que valió el mundial, y la jugada del gol, la mejor trenzada, con fallo de Torres (fallo útil), que dejó el balón para Cesc y este a Iniesta, el lívido Iniesta, que esperó a que botara el balón y se quedara en el sitio justo para machacar la portería holandesa y convertirse en el héroe de todos.

Y lo demás es fiesta, jolgorio, baño de masas, coñas varias, copas miles (de las de beber) y una buena prima en euros que para mí la quisiera. Y con esto se acabó, un mes de fútbol en vena que no podía acabar mejor: ¡España, campeona del mundo de fútbol! (por fin), y, claro está, se cierra este blog futbolero dentro del blog lapero.

(No pienso mentar a S.C. ni al P.P., que conste)










¡¡Nos vemos en la Eurocopaaaaaaa!!

Mundial 2010: Día 30

Final de Consolación
Uruguay 2 - Alemana 3
Partido de nivel y emocionante

Como suele suceder, cuando uno no se juega nada, sale el mejor fútbol y llegan los goles. Si he de ser sincero, yo apostaba por Uruguay: me ha gustado su mundial y me ha encantado que le den el Balón de Oro a Forlán. Pero bueno, Alemania es Alemania (sí, es una obviedad, pero es que es así como funciona).

El partido fue de los de ahora tú, ahora yo. Empezó Alemania con el de siempre, Müller, pero Uruguay empató y así acabó la primera parte. Entonces, al poco de empezar la segunda, Forlán puso por delante a los uruguayos, y yo, claro tan contento, pero me duró poco: a los cuatro minutos, gol de Jensen y vuelta al empate, 2-2. Más emoción, imposible. Entonces empezaron las ocasiones, mezcladas con cansancio y miedo, y la prórroga cada vez más cerca. Pero nada de prórroga: Alemania, con Khedira, se puso por delante a falta de ocho minutos, 2-3, que digo yo que podría haberse acabado todo ahí, pero llegó el descuento y una falta al borde del área con el amigo Forlán como lanzador, y los uruguayos con el corazón en un puño. Podrían empatar y alargar el partido media hora más, quizá llegar a los penaltis..., ganar el partido, pero no, el tiro, perfecto, igual que el palo, que sin moverse de su sitio paró el gol y se quedó tan pancho. Forlán se acordará toda su vida de esa falta, y la cara que se le quedó cuando el árbitro pitó el final fue todo un poema.

Alemania repite así su tercer puesto de 2006, aumentan sus espinitas clavadas contra España y Uruguay se va tocada pero más que orgullosa por el puesto conseguido.

Mundial 2010: Días 28 y 29


Descanso previo a la final y final de consolación.

Mundial 2010: Día 27

Semifinal - Segundo Partido
Alemania 0 - España 1
Unos de cabeza, los otros de culo

En fin. Se ha repetido la final de la Eurocopa en la segunda semifinal del mundial. Mismos equipos, mismo resultado, aunque esta vez Torres ha salido al final para perder el tiempo y la gloria del gol se la ha llevado Puyol con su entrada kamikaze en el tiro de esquina. Alemania ha tenido sus momentos, pocos, de control del balón, provocó la ya habitual parada de Iker y poco más. El partido ha sido de España, que ha mareado el balón cuanto ha querido. No ha sido un partido de oportunidades de gol, aunque alguna ha habido, claro. Varias jugadas han podido acabar en gol y habrían sido mucho más representativas del fútbol de esta selección que la del gol de cabeza de Puyol pero ha entrado la que ha entrado. Quizá la que menos se espera uno que entre jugando contra Alemania, que siempre ha tenido muchas torres entre sus jugadores, pero al central culé no se les esperaba en el área: llegó desde la retaguardia mientras los alemanes atendían a los de siempre y lo siguiente que vieron fue el balón dentro de la portería. Fin de la historia. Otro protagonista ha sido Pedro, el que no iba a estar porque Torres iba a se titular, y ha jugado como ha querido; hasta un gol ha podido meter el chaval. Si juega en la final, seguro que lo consigue. Y como es habitual, Xavi ha sido nombrado jugador del partido.

La selección española de la Masía se enfrentará el domingo a Holanda en la final. España en la final del mundial. Parece mentira pero es verdad.

Mundial 2010: Día 26

Semifinal - Primer Partido
Uruguay 2 - Holanda 3
Sosos pero efectivos

Ahí está Holanda, que a la chita callando ha ido ganando todos los partidos y ahora se ha colado en la final. Contra Uruguay ha habido bastante igualdad. El golazo de fuera del área de Gio ha sido contestado pronto por el de Forlán, con la zurda y también lejano, y han terminado la primera parte con un 1-1 bastante justo. La injusticia ha venido en la segunda parte. Después de alternarse el dominio, un rato largo los uruguayos, otro los holandeses, ha llegado el segundo gol de Holanda, con un claro fuera de juego posicional de Van Persie, que ha hecho por jugar el balón, por lo que el gol no tendría que haber subido al marcador. Después del golpe, Uruguay no ha tenido tiempo de reaccionar y ha llegado el tercero, esta vez por un cabezazo muy bueno de Robben. Con muy poco tiempo por delante, Uruguay ha presionado sin convicción y en el descuento ha hecho un gol que les ha obligado a intentar el empate a la desesperada. Pero se ha quedado en nada.

Holanda vuelve a una final de un mundial, su tercera, con la esperanza de llevársela esta vez, aunque sea con su fútbol poco vistoso, por lo que hemos visto, realmente efectivo.

Mundial 2010: Día 23

Cuartos - Tercer Partido
Argentina 0 - Alemania 4
Cura de humildad

Hoy ha sido un gran día. Empezando por el baño de Alemania a Argentina y acabando con el show del árbitro guatemalteco en el último partido de cuartos. Los argentinos no han existido en el partido de hoy. Alemania se los ha comido. Así de simple. 4 goles como 4 soles, y el careto de Maradona, todo un poema. A priori podía parecer un partido igualado, pero Alemania ha sabido eliminar las bazas ofensivas argentinas y no ha tenido demasiada resistencia defensiva. La albiceleste se ha resentido desde el primer gol, y desde ahí todo ha ido en picado. Klose ha resucitado, 2 goles, y podría haber caído alguno más, y Messi pasará a la historia de este mundial sin pena ni gloria.


Cuartos - Cuarto Partido
España 1 - Paraguay 0
Villa gana, a pesar del árbitro

Paraguay ha sorprendido nada más empezar el partido. La presión arriba, constante y molesta, no dejaba que España tocara y creara fútbol. No es que los paraguayos consiguieran con eso provocar ocasiones de gol. Jugando así anulaban el juego ofensivo de ambos equipos, porque tampoco ellos aguantaban mucho tiempo el balón. Parecían buscar la tanda de penaltis desde el principio, por exagerado que pueda sonar, y el ritmo del partido, la falta de ocasiones y el descoloque general parecían demostrar que su apuesta podía cumplirse. La segunda parte ha empezado de forma similar, hasta que ha llegado el show del árbitro guatemalteco. Primero ha pitado un penalty contra España, bien pitado. Casillas lo ha parado (¡huy!) y ha empezado una jugada que ha acabado en penalty en el área contraria. Hasta aquí todo bien, si no fuera porque el árbitro: 1. No ha expulsado al defensa, último jugador que podía impedir el gol de Villa, además del portero; 2. Tras marcar el gol (X. Alonso) el árbitro ha pedido que se repitiera ya que un jugador español ha entrado medio metro en el área antes de que el pie de Xavi golpeara el balón (sí, se adelantó, pero sin beneficio alguno); 3. El destino ha querido que el portero parara el penalty repetido y que el árbitro incompetente no pitara el inmediato y claro penalty del portero sobre Cesc, que habría conllevado un gol y la expulsión del portero. Resultado tras dos penaltis y dos rojas no pitadas: 0-0. El partido ha continuado con el dominio español y ha llegado la jugada del gol: tiro de Pedro que rebota en el palo, remate de Villa, que rebota en el palo izquierdo del portero y vuelve a rebotar en el palo derecho hasta que decide entrar en la portería: tres palos para un gol. Ya en la recta final del partido, con el gol a favor, España ha aguantado los tirones paraguayos y, para mantener la emoción, Iker ha detenido un tiro a puerta, sin hacerse con el balón, que ha acabado en los pies del delantero quien ha vuelto a tirar a puerta: paradón de San Iker (no hay dos sin tres).

Conclusión: tres paradas de Iker, tres palos, un gol y el pase por primera vez en su historia a una semifinal de mundial. Los peros: siguen jugando regular, los cambios del seleccionador han sido raros y el contrincante en semis será Alemania, que tiene algo pendiente con España desde la última final europea.

Mundial 2010: Día 22

Cuartos - Primer Partido
Holanda 2 - Brasil 1
El favorito de siempre, a casa

Increíble jornada de cuartos. Me ponía a ver el partido después de una buena caminata por la Pedriza madrileña, delante de un buen plato de comida en un bar de Manzanares el Real y nada más empezar, anulaban un gola Brasil y al poco marcaban el primero. Y claro, pensaba, ahora Brasil ganará de calle. Holanda se echará hacia adelante y Brasil matará a la contra. Pues no. Holanda se echó para adelante, controló el partido y le metió dos goles a Brasil, con cantada del portero y de Melo, para remontar y ganar el partido. Sorpresón, porque siempre es sorpresa que Brasil no llegue a la final, aunque empezarán el mundial jugando regular. Su juego había mejorado y parecía que hasta podrían llegar a la final. Holanda, por contra, ha sido de las más regulares durante toda la competición y aunque la defensa brasileña ha empezado bien y ha anulado a Robben, al final el campo se ha inclinado a favor de los holandeses.


Cuartos - Segundo Partido
Uruguay 1 - Ghana 1
Final terrorífico, Uruguay a semis

Partido igualado hasta el final. Oportunidades para ambos equipos. Forlán, el mejor y más regular del mundial hasta ahora. Empieza marchado Ghana, un golazo, y se masca un final sorprendente, como el del partido anterior, pero Forlán lo arregla con otro de falta. Los 90 minutos acaban sin que ninguno de los dos equipos renuncien al gol que les dé el pase a cuartos. La prórroga empieza con la misma tensión y acaba con un penalty, una mano uruguaya que impide el gol ganés. Ya en el descuento, el jugador africano lanza el balón contra el larguero. Más dramático imposible. Un gol que habría colocado a Ghana en la semifinal contra Holanda, un gol que debió subir al marcador, si no hubiera sido detenido antes de tocar la red por la mano del jugador uruguayo. Cometer la falta, impedir el gol, provocar el penalty, no tuvo el justo castigo. Era gol, se hizo falta para evitarlo y luego el larguero detuvo el balón que tendría que haber dado la victoria a los africanos. Llega la tanda de penaltis y continúa el drama. El tercer tiro ganés, lento y fácil, acaba en las manos del portero. Depende de Uruguay. Entonces el jugador sudamericano tira el balón por encima del larguero. Se vuelve a igualar todo. Y Ghana sigue dándole emoción al partido y vuelve a fallar. Entonces todo queda en manos del Loco Abreu que, como loco que es, marca el penalty al estilo de Panenka y Uruguay pasa a semis. De infarto, un palo para los africanos, que eran el último equipo del continente anfitrión, y un subidón para los uruguayos, que minutos antes tenían todas las papeletas para irse a casa tras provocar el penalty de la prórroga.

El partido de semifinal enfrentará a Holanda contra Uruguay.

Mundial 2010: Día 19

Octavos - Séptimo Partido
Paraguay 0 - Japón 0
Victoria guaraní en los penaltis

Partido feo con dominio paraguayo y sin pegada por ninguna de las dos partes. Japón parecía más asustada, precavida, que en otros partidos. Paraguay ha jugado como siempre: lento y sin gol. Ha llegado la primera prórroga del mundial y los primeros penaltis, y en el tercero de los japoneses, balón al larguero y al cielo. Un fallo y Japón a casa, y Paraguay a esperar el resultado del España-Portugal.


Octavos - Octavo Partido
España 1 - Portugal 0
El gol de DV7

No ha habido color. Portugal se ha comido un mojón y CR7 casi no ha tocado balón. España ha dominado de cabo a rabo y los portugueses han tenido que concentrarse en defender de principio a fin. Los jugadores españoles de centro del campo se han hecho con la pelota y ha tenido la paciencia necesaria para saltarse las dos líneas defensivas contrarias. La jugada del gol de Villa ha sido para enmarcar: pases rápidos entre los de arriba que se han saltado la combinación de lo que parecía una caja fuerte a la italiana.

Algo parecido es lo que espera a España contra Paraguay en cuartos: darse de cabeza contra su muro defensivo y cruzar los dedos para que las oportunidades se conviertan en goles y no tener que jugarse el pase en la tanda de penaltis. En teoría, es el cruce de cuartos más fácil para el favorito, y eso da esperanzas de al menos llegar a semifinales, momento en el que la cosa se pondrá mucho más complicada.

Ahora toca descansar. Un par de días para tomar aire y luego los partidos de cuartos.