Echa la cuerda

Échala, le dices al portero automático. Entonces entras en el portal y te pones bajo el hueco de la escalera, con la compra esperando en el suelo, en su bolsa, y al poco ves aparecer sobre tu cabeza el gancho metálico atado en el extremo de la cuerda, la que siempre ves enrollada a un palo y guardada en el armario, junto al dominó y el superglue. Cuelgas la bolsa en el gancho y la cuerda se tensa. Al segundo empieza a subir. Y si asomas la cabeza por el hueco puedes ver la bolsa subir a tirones, y arriba, en el cuarto piso, en el otro extremo de la soga, los fuertes brazos y la calva siempre morena de tu abuelo.

Lapo 900

A diez días de cumplir 7 añitos lapeando en internet, doy a luz el lapo 900, que tiene tela ya el coñazo que estoy dando con esto para que luego me lean cuatro gatos tanto o más pirados que yo...

No sé si alguna vez he hablado aquí de mi idea de escribir lapos para el futuro... ¿no?, ¿sí? Es igual, lo vuelvo a contar si eso.

He pensado en escribir un lapo extra por cada lapo que escribo normalmente y programarlos para que se publiquen a partir del año 2060 o por ahí, que espero ya estar más bien muerto. Si Google sigue existiendo, y también este blog, e internet, y el ser humano, claro, que creo que es mucho suponer, una vez fiambre seguiré publicando lapos, quién sabe si por otros 50 años... Seré algo así como el Cid Lapeador (el nombre también ha sido idea mía... ya sé que no es muy original, pero bueno, puf, es lo que hay).

Es un plan tan estúpido como otro cualquiera, pero bueno, es mío y hago con mi vida lo que me da la gana... Eso o paso de todo y me cargo el blog, que ya sabéis que de vez en cuando tengo esos prontos pirocibernéticos.

Pues eso, que Feliz Lapo 900 para quien guste celebrarlo conmigo y con mis ralladas, que ya son de todos, mal que os pese.

El tonto del quad

Tú vas por una vereda de tierra, por la sierra, rodeado de naturaleza, con los distintos piares de los pajarillos como banda sonora, atento al agua de los arroyuelos que salpican el camino, observando los renacuajos que quieren llegar a rana en los charcos del camino, las águilas (crees que son águilas) que cuelgan del aire y te miran por encima del hombro desde sus alturas... pero claro, siempre hay un tonto montado en un quad que te jode el equilibro emo-espiritual con el infernal ruido del motor de su bestia de metal y que te adelanta a toda hostia, no sin antes dejarte empanado con una nube de polvo y mala leche, el muy hijo de la gran...

Inmoribundicia

ALERT!!

Moribunded PC Incoming

FUCK YOU!!!

Esto me sale en la pantalla de mi ordenador. ¿Qué hago, eh?

Sin aire

La dejo sin aire, porque ella sigue la varita por la escalera, por el rellano, por encima de la cama, hasta desfallecer. No piensa. Sólo quiere cazar y corre y corre y salta, y vuelve a correr hasta quedar con la boca abierta y el corazón a mil. Su hermana espera tumbada, observa la locura desatada por la pequeña, mueve la cabeza siguiendo las carreras inútiles de la otra. No entiende por qué el ansia, por qué correr tanto si al final el premio no merece la pena. Una, inocente, atrapada en la infancia, llena de ilusión; la otra, revieja, cínica sin saberlo, pragmática. Y ninguna ha cumplido el año aún.

Luego dirán que los gatos son todos iguales...

Borrador a resguardo

Con esta lluvia la única opción que me queda es escribirme en el blogger y guardarme como borrador, a resguardo de todo, y si la normalidad se digna a aparecer, quizá, sólo quizá, saque la cabeza del caparazón en busca del maldito sol.

Y las gatas siguen esparciendo pelo por toda la casa, como si quisieran polinizarla, como si creyeran que dentro de unos días nacerán árboles de entre las losas, árboles de pelo en pecho, árboles melenudos, heavys, y que de ellos caerán los frutos peludos, su descendencia, nuevos gatos dispuestos a arañarlo todo. Están tan locas como yo, les digo, y qué me van a decir ellas, ¿loco tú que hablas con gatos?

Comprador compulsivo

En la armería tenían de todo. Yo iba con la intención de llevarme un revolver de los de siempre: un Smith & Wesson del .38, con el tradicional tambor de 6 balas. Nada especial. Pero ya se sabe. Llegas con una idea y pronto la cabeza se te llena de miles de posibilidades. Y el vendedor, que es mucho vendedor y como no vayas con cuidado te vende hasta a su madre. En fin, que lo que empezó como una sencilla compra se convirtió en algo más complejo. Sólo decir que la mayoría de las cosas que compré me llegan mañana en un camión (el revolver, las dos pistolas, la Uzi, el bazooka y los dos M-60 me los traje en el coche, pero porque esa mañana había sacado del maletero la dos cajas de granadas y unas minas Claymore, que si no no tengo sitio). El Oerlikon antiaéreo, la tanqueta Wiesel y la caja de misiles Tomahawk me los tienen que pedir y en quince días me llegan.

Lo sé lo sé, no puedo ir solo de compras, pero es que hay tantas cositas...

De pega

Mi vecino tiene un perro de pega. Si te acercas a su casa ves una loseta de "Cuidado con el perro" pegada en el murete que rodea su finca con un dibujo muy artístico de un perro amenazante, de dientes enormes, y si te esperas un rato te acercas a su casa oyes unos potentes ladridos. Para cualquier profano en el tema esto significa que hay un perro. Pero no. Ya os lo he dicho, el perro es de pega. ¿Y cómo sé yo esto? ¿Acaso la madre naturaleza me ha dado un don extraordinario que me proporciona el conocimiento absoluto sobre todas las cosas, o al menos sobre las referidas a mis vecinos y sus perros? No, en absoluto. Es simplemente que no tengo nada que hacer por las mañanas y me he puesto a investigar. (Ya sabéis que la huida del aburrimiento ha sido y es la causa de los descubrimientos más importantes que ha hecho la humanidad desde que supo que con el fuego podía quemar bosques y disfrutar con ello.)

Pista número 1: Nunca he visto al perro. Ni yo ni nadie que conozca.

Pista número 2: El ladrido y sus posteriores repeticiones llegan exactamente 25 segundos después de que un servidor se sitúa delante del portal de entrada a la finca. Esta prueba ha sido repetida en 15 ocasiones y en las 15 el tiempo ha sido el mismo: 25 segundos, cronometrados con mi reloj Casio con calculadora.

Pista número 3: ¿De verdad hace falta una pista número 3? ¡El jodido perro del vecino es de pega!

El copo

Y hablando de nieve, ayer cogí un puñado de nieve y lo metí en la nevera. Hoy me he encontrado con que se ha convertido en hielo todo menos un copo. El copo rebelde y antisocial. Y por eso mismo, el único que sigue siendo nieve.

Gadafi, el jubilado

Gadafi salió de la jaima con la intención de dar un simple paseo por aquellas tierras libias tan suyas. Ya era mayor, aunque no quisiera admitirlo, y pronto le llegaría el momento de jubilarse. Eso era algo que le venía preocupando desde hacía bastante tiempo. Era una persona activa y no se imaginaba sin nada que hacer. Sus amigos jubilados se pasaban el día en casa viendo la tele, cuidando de sus nietos y paseando por el parque, algo que no entraba en la cabeza de Gadafi. Él quería acción, por muy jubilado que fuera a estar, y nadie iba a impedir que siguiera dando caña.

A los pocos meses, Gadafi se jubiló y puso en marcha su plan. Se apunto a los viajes del Imserso magrebí, donde coincidió con sus colegas Mubarak y Ben Alí. Gracias a sus precios asequibles, conoció lugares como Al-Denia y Al-Lloret de Mar, e hizo muchos amigos. Entre viaje y viaje, Gadafi se apuntó a cantidad de cursos: de cocina española, de macramé, de marquetería y, el mejor de todos, de bailes de salón, donde descubrió su talento natural para la bachata y el pasodoble. Todo eran buenas noticias para Gadafi. Amigos, viajes, cursos... un no parar que lo mantenía lleno de vitalidad. Pero no todo podía ser felicidad.

Un día, mientras paseaba por su jardín privado, un hombre con la cara tapada saltó delante de él desde un arbusto y le pegó un tiro mortal en la cabeza. "¿Qué hemos hecho los jubilados para merecer esto?" fue su último pensamiento antes de estirar la pata.