Retroavances

Después de la Gran Catástrofe Energética de 2013 y de los efectos en las comunicaciones de las llamaradas solares de 2014, el mundo civilizado, que andaba cada vez más sometido por la aparentemente cómoda tecnología, dio un salto temporal de veinte años hacia el pasado. No fue un salto temporal en sentido literal, aclaro. Los móviles dejaron de funcionar, las comunicaciones se interrumpieron y tras recuperarse bajaron en calidad y fiabilidad y volvimos a esa época protointernáutica de los años 90, cuando el teléfono fijo era el rey e internet servía para bien poco, ahora más por los precios energéticos que por la calidad del servicio, todo sea dicho. Casi nadie podía permitirse tener adsl en casa y los móviles habían muerto. Mucha gente respiró aliviada. Millones de personas acudieron al psicólogo. Algunas decenas de miles se quitaron la vida.

Tras unos meses de caos, la gente comenzó a ajustarse. Sus cerebros comenzaron a olvidar sus hábitos tecnológicos y ya no fue tan raro tener que volver a usar las cabinas telefónicas, a llamar antes de salir de casa, a escribir cartas en lugar de emails, a imprimir las fotos en lugar de compartirlas al instante por el móvil...

El ser humano es muy adaptable y si no que se lo digan a Jaime Alguersuari.

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