Influjo y reflujo

No es la primera vez que lapeo sobre la Semana Santa, y no será la última, imagino. Estos día ejercen sobre mí un influjo místico que no tiene explicación racional y que provocan en mí efectos devastadores. Este influjo, que para muchos es algo positivo, inspirador, lisérgico y hasta astral a mí me produce un efecto claramente negativo.

Si a toda acción le viene inmediatamente una reacción, a un influjo místico le acompaña como efecto, en mi caso, un reflujo gástrico, que se puede presentar simplemente como Malestar Alérgico-Estomacal o llegar a Vomitera Pagana-Hereje. En cualquiera de los casos, es una putada, y es mucho menos llevadero que el lloriqueo de ojos y moqueo producidos por la alergia al polen o que incluso una operación a corazón abierto sin anestesia.

En estos días salir a la calle, que se puede considerar deporte extremo para la mayoría de los mortales, para mí es simplemente un acto suicida. Por suerte, tengo cosas que hacer en casa, planes para la inminente celebración lapística, limpiar los baños, etc. Aguantaré el chaparrón de cera y saetas con las persianas cerradas y unos buenos tapones en los oídos. Así sea.

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